Una vez recuperada la democracia en 1982, en cinco periodos constitucionales, el Presidente fue elegido, en el parlamento en una segunda vuelta, porque ningún candidato y fuerza política obtenía el 50 % más uno, de acuerdo al texto Constitucional vigente, el presidente "designado" era producto de un pacto entre las fuerzas más votadas y con mayor presencia parlamentaria. Teníamos, entonces, hasta el interrumpido periodo constitucional del 2002, gobiernos de coalición parlamentaria, que le daban certidumbre y gobernabilidad al sistema democrático. 

1985 se inicia este ciclo con la coalición parlamentaria de Acción Democrática Nacionalista (ADN) y el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR). Pese a que el candidato de ADN, el Gral. Hugo Banzer Suárez alcanzó el primer lugar, con el 32,8 % de la votación; es elegido en el parlamento Víctor Paz Estenssoro del MNR, que había obtenido el segundo lugar con el 30,2 %. 

De ese modo comienza el ciclo de la "democracia pactada". Perduraría cerca de dos décadas. La lógica de la gobernabilidad radicó, entonces, en los pactos y acuerdos parlamentarios, que por necesidad, estaban obligados los partidos. 

Los convenios de gobernabilidad si bien en su momento fueron importantes e incluso trataron de unir Proyectos y Programas de similares, con el transcurso del tiempo dejaron de lado estas buenas intenciones sobre todo las políticas públicas orientadas a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, el bien común y el interés general. 

Prevalecieron las lógicas clientelares, prebendales, patrimonialistas y el impúdico y desvergonzado cuoteo en todos los niveles del Estado. Como era de esperar, la perniciosa lógica de estos pactos, poco a poco, disminuyeron la confianza de la ciudadanía en el funcionamiento de la propia democracia. 

En el último trecho de la "democracia pactada", la credibilidad y confianza en el sistema político, se redujo drásticamente, dando lugar a la denominada "crisis de representación"; preludio del fin del ciclo prebendal-liberal

En el propósito de tener una idea más clara al respecto, encontré preceptos muy importantes en la obra "Democracia Pactada" del investigador José Luis Exeni Rodríguez -Doctor en Ciencias Políticas (flacso/ México)-, y Vice Presidente del Tribunal Supremo Electoral que hace un análisis sobre las coaliciones políticas (1985-2003) que según el autor fue uno de los mejores resultados logrados del proceso de democratización y de reforma político-institucional en Bolivia, pero que al mismo tiempo constituyeron, el instrumento más débil para la consolidación y persistencia del régimen democrático

Si bien la Democracia pactada en su momento fue un convenio o acuerdo necesario para la gobernabilidad del país, esta tuvo su crisis a finales del siglo pasado debido al cambio de sentido y objetivo del mismo porque se confundió con intercambio de servicio y cuoteo de espacios de poder y el uso de la mayoría parlamentaria convirtiéndose en avenencias de prebendas y corrupción dejando de lado los pragmatismo principios y valores ideológicos para los que se habían formado para conseguir una estabilidad política y social.

José Luis Exeni acertadamente hace una evaluación de esta democracia resaltando como positivas aquellas que apuntaban a sobresalir la estabilidad política, modernización institucional, formación de gobiernos estables y consenso en torno a la política económica; mientras que, las evaluaciones negativas incidían en: interés pragmático, intercambio clientelar, ausencia de pluralismo ideológico y déficit de representación política que no coincidían con una profundización de la democracia y solamente servían para reproducir el poder político y económico. 

Este tipo de acuerdos en su momento fueron sólidos y con objetivos precisos, los que con el trascurso del tiempo fueron debilitándose por su versatilidad y cambio de actores entre los que tenían mayoría de votación que deberían llevar la ventaja y los que no lo tenían, manteniéndose de esta forma estos partidos en la coalición que en algún momento incluso se denominaron "megacoalision" los que a su turno gozaban del poder creando espacios en el aparato estatal para sus aliados en desproporciones y con ellos el incremento de la burocracia la corrupción y poca atención a las necesidades del pueblo.

Resulta importante caracterizar que entre 1985 y 2003, la democracia boliviana tuvo como rasgo decisivo un esquema de presidencialismo de coalición sustentado en alianzas parlamentarias que eligieron mandatarios -en segunda ronda congresal- y apuntalaron la gestión de gobierno con el control del Poder Legislativo, conceptualizado como democracia pactada en el importante aporte que hace José Luis Exeni en el que distingue: Pacto, que caracterizó la conformación de las coaliciones parlamentarias y/o de gobierno, que implicaban negociaciones entre socios partidarios que controlaban el parlamento y el poder Ejecutivo: Concertación referida a los acuerdos parlamentarios entre oficialismo y oposición que incluían los acuerdos entre oficialismo y oposición que se realizaron mediante la organización de encuentros cupulares entre jefes de partidos relevantes; e Intercambio, que involucró al sistema de partidos y actores de la sociedad civil en asuntos relativos a políticas públicas, donde debería estar la definición o revisión de políticas públicas que se dio a través de la organización de espacios de diálogo entre actores sociales y partidos políticos.

Entre todo este escenario la gobernabilidad fue la pieza fundamental para lograr un equilibrio de fuerzas políticas y evitar convulsiones y manifestaciones sociales de sectores sociales disconformes. Este tipo de acuerdos podrían repetirse en el futuro si no se lograría conseguir la mayoría absoluta o simple del 51 % lo que podría dar origen a "problemas de ingobernabilidad" debido a la incapacidad de los Estados para administrar eficientemente el gobierno, lo que significaría un freno para el desarrollo de la economía social que originaría una iliquidez financiera alza de precio en los productos de primera necesidad, las deficiencias e ineficiencia en la administración económica del Estado con el objetivo distribuir adecuadamente los recursos y de evitar la desconformidad en sectores sociales del país.

* Ingeniero