Son contadas las oportunidades en que la soberanía boliviana ha sido desafiada por grupos económicos que querían quedarse con algunos territorios.

Hasta ahora, los pretextos usados para esas agresiones fueron tributarios, de empresarios que no querían pagar impuestos al Estado boliviano. Eso ocurrió en el Acre y en el Litoral del Pacífico. Evasores respaldados por poderosos ejércitos.

Esta vez se trata de un proyecto mayor. Una transnacional vinculada con el narcotráfico maneja los hilos de esta trama con la intención de reponer en el poder de Bolivia al mejor agente que tuvo hasta ahora en todos sus dominios del mundo.

Los cocaleros rebeldes han demostrado en estos días de cuarentena que ellos mantienen normal el ritmo de los negocios. Son autónomos. Hace pocos días una avioneta que partió de una de las pistas clandestinas de Chapare fue capturada en Paraguay con 380 kilos de clorhidrato de cocaína. Nadie sabe cuántas avionetas que partieron de la misma zona lograron sus objetivos de sacar el producto de la industria más pujante de Bolivia. Es el proyecto de autodeterminación más eficiente.

No es un proyecto regional. Es mucho más grande. La transnacional teme que los norteamericanos, que están patrullando con una poderosa flota las costas de Venezuela, decidan en cualquier momento ayudar al gobierno boliviano a tomar control de los santuarios del narcotráfico en el país.

El cocalero prófugo contribuye con ideas y ha movilizado a sus más fieles seguidores para que provoquen incidentes en Bolivia. Se sabe de 50 de ellos que estaban alojados en una casa en Iquique prefirieron irse a un hotel caro, por razones de seguridad, y luego volvieron a las marchas y bloqueos para provocar al gobierno boliviano. Un ejército eficiente.

Saben la transnacional y el prófugo que en este momento el gobierno boliviano está enfrentado a la pandemia del Codid-19 y no tiene ni tiempo ni recursos para responder a una amenaza contra la integridad territorial de Bolivia.

Y saben también que las Fuerzas Armadas no van a ser movilizadas al Chapare para restablecer la soberanía. El cocalero prófugo sigue diciendo desde Buenos Aires que mantiene contacto con algunos comandantes.

Olvidan los estrategas transnacionales que éste es un país diferente. Ni siquiera sospechan lo que los bolivianos estarían dispuestos a hacer para derrotar a esta nueva pandemia.