Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: jueves 03 de mayo de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Democracia representativa
Dirección Web: Visitar Sitio Web
Lead
Contenido
EDITORIAL
García Meza y retos de la democracia
El gobierno de Luis García Meza y su ministro del Interior, Luis Arce Gómez, consumaron el último golpe de Estado que ha experimentado el país, el 17 de julio de 1980. Su breve régimen, de un año y un mes de duración, fue uno de los más brutales de la historia, con decenas de muertos y desaparecidos, torturados, exiliados y, por otro lado, una corrupción desbocada, sobre todo relacionada al narcotráfico. Bolivia en ese tiempo fabricaba y exportaba cocaína bajo supervisión del Gobierno. Sí, era un narcoestado.
García Meza falleció la madrugada del domingo de un infarto después de haber estado preso 23 años. Fue sentenciado tras un largo proceso judicial que encabezó Juan del Granado y que concluyó en 1993 con una histórica sentencia emitida por la Corte Suprema. Casi desde el principio de su sentencia pasó sus días en una habitación del hospital de Cossmil, un derecho que el fallo contra él no preveía. Sobrevive a García Meza su tenebroso ministro del Interior, éste sí detenido en Chonchocoro desde 2007, tras haber pasado 18 años en una cárcel de EEUU. Ya está detenido 29 años.
Los excesos del Gobierno, su descarada corrupción, la mediocridad de sus autoridades y su aislamiento internacional lo debilitaron rápidamente y 13 meses después de iniciado tuvo que ceder el mando, el 4 de agosto de 1981, a una junta militar encabezada por Celso Torrelio. Con la conciencia de que el experimento militar no tenía viabilidad alguna, éste cedió el mando a Guido Vildoso, con la idea de que la restitución del poder civil era inminente.
El 10 de octubre de 1982, Hernán Siles Zuazo, que había ganado las elecciones de 1980 pero que no había podido asumir el mando, inauguró la era democrática que dura hasta nuestros días.
El canciller Fernando Huanacuni ha señalado que la muerte de García Meza debería hacer reflexionar a los bolivianos sobre la importancia de apostar por la democracia. Lo que no dice Huanacuni es que si ha habido un Gobierno que ha debilitado y puesto en riesgo a la democracia en estos 35 años desde su recuperación es precisamente el del MAS, que ha violado la Constitución, permitiendo que el presidente Evo Morales se quede hasta su actual tercer mandato, cuando solo podía gobernar dos, y que ahora pretenda postular indefinidamente pese a que negó esa posibilidad el voto del referéndum de reforma constitucional realizado el 21 de febrero de 2016.
No solo un golpe de Estado puede dar fin a la democracia. En Venezuela, por ejemplo, el presidente Hugo Chávez, que era un líder popular, sentó las bases de la dictadura actual. Es un tipo de autoritarismo que da fin con la democracia a fuego lento. El mismo riesgo tiene Bolivia.