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Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: miércoles 01 de abril de 2020
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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El 19 de marzo, cuando la crisis por el coronavirus empezaba a sentirse en Bolivia, el expresidente Morales expresó en twitter su admiración por Cuba y China en temas de salud. Hasta hoy, el líder del MAS continúa alabando en redes a los gobiernos de Cuba, China y Venezuela. Los nombra como ejemplos de avance científico, de desempeño en salud y de solidaridad. Luis Arce sigue la misma línea, instando al gobierno actual a aceptar la ayuda de China y Cuba. Quienes antes no invirtieron ni priorizaron la salud en Bolivia, hoy pretenden insertar a sus aliados autoritarios bajo la bandera de la salud.
Pero la realidad de los sistemas de salud en estos países es muy distinta a la que nos quieren contar: allí donde no hay democracia, tampoco hay buenos sistemas de salud. Los autoritarismos, aquellos con los que el MAS es tan amigo, sacrifican lo que sea necesario para mantenerse en el poder, incluso la salud de sus ciudadanos.
Uno de los aliados favoritos de Morales es el régimen chino, que es quizás el primer culpable de esta crisis sanitaria. El régimen dictatorial del presidente Xi Jinping impidió la propagación de información o respuesta al coronavirus. En diciembre, el doctor Li Wenliang de la ciudad donde se originó el virus, Wuhan, intentó alertar a otros sobre el virus que se estaba propagando. Como resultado fue amedrentado por policías que ingresaron a su casa a amenazarlo para que se quede callado.
El doctor Wenliang falleció en febrero, infectado con coronavirus. Asimismo, el periodista Li Zehua renunció a su trabajo como periodista en la televisión estatal china y se mudó a Wuhan para filmar y denunciar la propagación del coronavirus. Una vez que hizo la denuncia en febrero, fue arrestado y ha desaparecido desde entonces. Doctores, periodistas o ciudadanos que denunciaron la expansión del virus han sido arrestados y/o desaparecidos por el régimen chino. En consecuencia, tenemos una pandemia mundial. Un estado que censura a sus ciudadanos no puede tener la capacidad de protegerlos.
El 23 de marzo, Luis Arce pidió al gobierno central que acepte la ayuda de médicos cubanos. Esto sigue una larga línea de elogios al sistema de salud cubano que debería ser cuestionada. Los datos que Cuba reporta sobre sus éxitos en salud son proporcionados a entidades como la Unesco sin que haya una verificación o certificación de los mismos de parte de sociedad civil. Al ser el gobierno cubano el único que puede proveer estos datos, no existe una examinación independiente de los mismos.
De la misma forma, no existen medios de comunicación independientes que puedan realizar reportes sobre temas de salud. Por último, si uno escucha testimonios de activistas que logran salir de la isla, los relatos sobre la falta de recursos en los hospitales cubanos son horrendos. La activista cubana Yoani Sánchez, que vive en La Habana, ha contado públicamente que los pacientes deben llevar sus propias sábanas, barbijos y hasta sillas a los hospitales para ser atendidos. No dudo que la capacidad profesional de algunos médicos cubanos debe ser extraordinaria, pero se lo atribuyo más a lo mucho que hacen con los pocos recursos que tienen que al sistema en sí.
Finalmente, poco queda decir de Venezuela. Al igual que algunas autoridades masistas, el dictador Maduro ha acusado a Estados Unidos de haber creado el coronavirus. Sin embargo, más peligrosas que sus acusaciones al imperio son las amenazas a periodistas para que no reporten sobre el coronavirus. Periodistas y médicos en Venezuela han reportado que se les ha instruido callar cualquier información al respecto. Esto empeora las posibilidades de contagio en la población. Como si eso no fuera suficiente, Maduro acusó al primer fallecido por coronavirus en Venezuela de cometer “un error”, porque “acudió muy tarde a una clínica”. Duele pensar que tuvimos un presidente que admiraba a este tipo de caudillo. Espero que como país nunca más seamos aliados de dictaduras que no priorizan la salud propia ni ajena.
Jhanisse Vaca Daza es activista de derechos humanos y noviolencia, cofundadora de Ríos de Pie.