Gracias a la plataforma del WhatsApp formo parte de varios grupos virtuales. En cada uno de ellos se producen intercambios de opiniones entre sus miembros que, aunque lo intentan, no pueden ocultar sus preferencias electorales, naturalmente en unos más que en otros. Queda fuera de duda, en todos los casos, que el cruce de argumentos es legítimo, exceptuando una que otra aseveración o impugnación pasionaria.

Sin dejar de enriquecerme por los intensos debates que animan esos grupos virtuales, encuentro, empero, un no desdeñable defecto en todos ellos, nacido de la tendencia a sostener los puntos de vista en elaboraciones subjetivas, antes que en información más cercana a la realidad o al mundo material si se quiere.

Uno de los temas que genera mayores roces en los debates es el de las acciones adoptadas por el gobierno para enfrentar la epidemia del coronavirus. Los impugnadores, al margen de sus preferencias electorales (masistas, mesistas, camachistas y otros) coinciden en sostener que el gobierno carece de legitimidad, debido a la postulación de la señora Añez, desvirtuando la naturaleza transitoria de su presencia en el poder político, hecho que le estaría quitando efectividad en la contención y control de la epidemia.       

Otros internautas, con unos y otros argumentos igual de subjetivos, se esfuerzan por convencer a sus interlocutores que el gobierno está haciendo lo que materialmente se puede y los protocolos internacionales recomiendan.

Buscando salir de esas polémicas, cuyo destino final se muestra infructuoso, parece conveniente mirar lo que está pasando en el contexto latinoamericano. No ya en el mundial, porque los datos de Europa, por lo trágicos, resultan ya incomparables con nuestra modesta realidad. Lo mismo que los resultados asiáticos, cuyos contextos culturales y políticos son totalmente diferentes a los de nuestra región. Veamos entonces los datos de Sud y Centro América:

Para evitar susceptibilidades de cualquier tipo, los países aparecen en orden alfabético y los resultados de sus políticas públicas anti Covid 19 pueden ser comparados en función de cada uno de los indicadores seleccionados y, por supuesto, combinando los ejes analíticos. La fuente de la información se encuentra en: https://coronavirus.app/map?selected=zC03Urt1iJJb2Tf6p0jd. Es un portal especializado que se va actualizando permanentemente. Los registros fueron bajados el día miércoles 25 de marzo, a horas 10:26. 

Los datos del cuadro autorizan a sacar una conclusión inobjetable: Bolivia, con todo lo bueno y malo que se está haciendo y/o dejando de hacer, es uno de los cuatro países que mejores resultados registra, le acompañan Guatemala, Nicaragua y Venezuela. Sin embargo, en el caso de estos dos últimos países lo recomendable es recibir la data con beneficio de inventario.

Me anima la esperanza de que la información sistematizada y facilitada en esta breve columna nos ayude a responder con mayor objetividad la provocativa interrogante de su título: ¿Bolivia está siendo efectiva contra el Coronavirus?

Carlos Böhrt I. es un ciudadano crítico.Gracias a la plataforma del WhatsApp formo parte de varios grupos virtuales. En cada uno de ellos se producen intercambios de opiniones entre sus miembros que, aunque lo intentan, no pueden ocultar sus preferencias electorales, naturalmente en unos más que en otros. Queda fuera de duda, en todos los casos, que el cruce de argumentos es legítimo, exceptuando una que otra aseveración o impugnación pasionaria.

Sin dejar de enriquecerme por los intensos debates que animan esos grupos virtuales, encuentro, empero, un no desdeñable defecto en todos ellos, nacido de la tendencia a sostener los puntos de vista en elaboraciones subjetivas, antes que en información más cercana a la realidad o al mundo material si se quiere.

Uno de los temas que genera mayores roces en los debates es el de las acciones adoptadas por el gobierno para enfrentar la epidemia del coronavirus. Los impugnadores, al margen de sus preferencias electorales (masistas, mesistas, camachistas y otros) coinciden en sostener que el gobierno carece de legitimidad, debido a la postulación de la señora Añez, desvirtuando la naturaleza transitoria de su presencia en el poder político, hecho que le estaría quitando efectividad en la contención y control de la epidemia.       

Otros internautas, con unos y otros argumentos igual de subjetivos, se esfuerzan por convencer a sus interlocutores que el gobierno está haciendo lo que materialmente se puede y los protocolos internacionales recomiendan.

Buscando salir de esas polémicas, cuyo destino final se muestra infructuoso, parece conveniente mirar lo que está pasando en el contexto latinoamericano. No ya en el mundial, porque los datos de Europa, por lo trágicos, resultan ya incomparables con nuestra modesta realidad. Lo mismo que los resultados asiáticos, cuyos contextos culturales y políticos son totalmente diferentes a los de nuestra región. Veamos entonces los datos de Sud y Centro América:

Para evitar susceptibilidades de cualquier tipo, los países aparecen en orden alfabético y los resultados de sus políticas públicas anti Covid 19 pueden ser comparados en función de cada uno de los indicadores seleccionados y, por supuesto, combinando los ejes analíticos. La fuente de la información se encuentra en: https://coronavirus.app/map?selected=zC03Urt1iJJb2Tf6p0jd. Es un portal especializado que se va actualizando permanentemente. Los registros fueron bajados el día miércoles 25 de marzo, a horas 10:26. 

Los datos del cuadro autorizan a sacar una conclusión inobjetable: Bolivia, con todo lo bueno y malo que se está haciendo y/o dejando de hacer, es uno de los cuatro países que mejores resultados registra, le acompañan Guatemala, Nicaragua y Venezuela. Sin embargo, en el caso de estos dos últimos países lo recomendable es recibir la data con beneficio de inventario.

Me anima la esperanza de que la información sistematizada y facilitada en esta breve columna nos ayude a responder con mayor objetividad la provocativa interrogante de su título: ¿Bolivia está siendo efectiva contra el Coronavirus?

Carlos Böhrt I. es un ciudadano crítico.