Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: martes 24 de marzo de 2020
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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El primer intento de sacar ventaja política de una amenaza de esa naturaleza se dio cuando, tanto Evo Morales como su sombra, Luis Arce Catacora, solicitaron el retorno de los “médicos” cubanos. Arce Catacora envió una nota a la Presidente Áñez solicitando el retorno de los funcionarios cubanos que la propia embajada cubana retiro apenas fugado Evo Morales; de esta forma, algo más de 700 cubanos dejaron el país en tres sucesivos vuelos. ¿Quiénes eran los famosos médicos que Arce Catacora desea de regreso?
De los 702 cubanos sólo 205 eran médicos. Independientemente de su profesión u oficio (pues se registraron incluso choferes como personal médico), cada uno de ellos ganaba 1.040 dólares americanos, esto es, 7.552 bolivianos, que sumados a otros “gastos” hacían como 9.000 bolivianos. Un “salario” al menos tres veces superior a cualquier médico del sector público nacional.
En 2019 Bolivia había pagado 53 millones de bolivianos al gobierno caribeño por estos servicios, pero no tenía para adquirir un solo acelerador lineal que salvara la vida de los niños con cáncer de todo el país. Los cubanos establecieron un centro de operaciones en una lujosa clínica localizada en la zona sur de la ciudad de La Paz, a ella recurrían por afecciones menores los jerarcas del MAS. Cuando sufrían alguna enfermedad seria volaban a Brasil, o cualquier otro país que no contara con cubanos de por medio. La clínica cubana era la única con un acelerador lineal de última generación.
Las madres de niños con cáncer en Santa Cruz rompieron en llanto ante semejante noticia, pues, como se sabe, tuvieron que hacer huelga de hambre para que el gobierno de Evo intentara adquirir un acelerador que salvara a vida de sus hijos. Cosa que nunca sucedió. Fue la gobernación cruceña, con su propia plata, la que tuvo que cubrir la demanda.
El Matutino Los Tiempos de Cochabamba, el 14 de septiembre del 2019 publicó un reporte sobrecogedor. Ramona Matos una médica cubana, declaró que el primer día que llegó a San Agustín, un pueblo del oriente boliviano, al no tener pacientes llamó a su supervisora (también cubana) para informarle la situación, la respuesta no se dejó esperar: “Tienes que inventar los nombres, inventar diagnósticos…y eso fue lo que hice, -confiesa- sino, me mandaban a Cuba castigada y sin el dinero que ponían en la cuenta”.
Para la doctora Matos resulto un “horror” tener además que destruir medicamentos que pusieran en evidencia la falta de pacientes. Había que lograr que el inventario de medicamentos coincidiera con el reporte diario de pacientes y diagnósticos y que la embajada utilizara esos datos para seguir expoliando la economía nacional.
En la carta que el exministro de economía de Evo Morales envió a la presidente Añez, el ahora candidato sustituto manifiesta que “más allá de las diferencias ideológicas” es necesario que la “ayuda solidaria (cubana) llegue al pueblo boliviano” y termina la misiva aseverando que “ahora más que nunca” se necesitan certezas y garantías en la prevención, atención y tratamiento del virus”. Imaginemos por un minuto las certezas y las garantías que puede darnos la doctora Matos, inventado pacientes y destruyendo los pocos medicamentos que llegan regiones tan remotas.
Este episodio real propio de la “solidaridad cubana”, que sin tapujos resulta humillante, desproporcionado, ilegal y corrupto, da la talla del candidato Luis Arce Catacora, su ferviente defensor. Él los encubrió, los mantuvo y les pagó. Sólo él, su jefe y sus acólitos agazapados en el Congreso o en grupos de choque, podrían hablarnos de la “solidaridad” cubana con ese grado de cinismo y como si el pueblo no tuviera memoria presentarlos como nuestros salvadores en la crisis epidémica que vivimos.
Juzgue cada ciudadano y encontrará sin mucho esfuerzo que el régimen masista que pretende revivir Arce Catacora fue un insulto a la soberanía y a la dignidad de los bolivianos. Los hechos hablan por sí mismos.