Medio: La Razón
Fecha de la publicación: miércoles 25 de marzo de 2020
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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La pandemia del COVID-19, que ya tiene alcance global con aumento exponencial de contagios y muertes, está provocando severos efectos sociales y en la economía. Ha implicado también la postergación o cancelación de un sinfín de encuentros internacionales, eventos, competiciones y todo tipo de actividades que impliquen la congregación de gente. Hoy las medidas de contención o de supresión obligan a la necesaria distancia y aislamiento, además de cuarentenas parciales o totales adoptadas por los gobiernos.
Los procesos electorales no podían ser la excepción. Como implican una gran movilización y la concurrencia de muchas personas a los recintos y mesas, difícilmente se puede conciliar una jornada de votación con el mandato de quedarse en casa. Así, el plebiscito en Chile sobre el proceso constituyente, previsto para abril, fue postergado hasta octubre. Empero, de forma excepcional y en medio de la crisis del coronavirus, hubo elecciones locales el 15 de marzo en Francia y en la República Dominicana.
En Bolivia, la suspensión del calendario electoral por 14 días trae consigo la necesidad de postergar los comicios del 3 de mayo. ¿Cuál será la nueva fecha de votación? Ello dependerá de un acuerdo entre todas las fuerzas políticas. Claro que, en un escenario de incertidumbre sobre la temporalidad de la pandemia y sus efectos en el país, lo más razonable sería acordar no una fecha, sino un periodo para que el TSE decida conforme a informes internacionales (el errático Ministerio de Salud no basta).
Como la ruta electoral y sus plazos fueron definidos mediante la Ley de Régimen Excepcional y Transitorio para la Realización de Elecciones Generales, la nueva fecha de los comicios debe ser adoptada también con una ley. El TSE no tiene competencia para el efecto. Será necesaria, pues, una concertación en la Asamblea Legislativa Plurinacional entre los partidos ahora oficialistas y la bancada mayoritaria del MAS-IPSP, hoy opositora. La nueva agenda electoral debe ser realista y brindar certidumbre.
La postergación de las elecciones generales 2020 tiene dos efectos inmediatos. El primero es que también deberán moverse, hasta el 2021, los comicios subnacionales. El segundo es una nueva prórroga de mandato de la Presidenta provisoria y los asambleístas, así como de todas las autoridades electas a nivel departamental y local. No siempre es digerible. En todo caso, hoy la prioridad es la vida y superar unidos la emergencia sanitaria como país. Ya habrá tiempo y condiciones para competir en las urnas.