Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: sábado 21 de marzo de 2020
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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La propagación del Covid-19 está causando preocupación en todo el mundo. Ya se han producido más de 10.000 muertes y más de 250 mil casos a nivel mundial, con cerca de una veintena en Bolivia y unos 50 casos sospechosos.
Las autoridades nacionales y subnacionales han establecido estrictas reglas para intentar evitar la expansión de la enfermedad en el país, entre ellas la prohibición de que los vehículos transiten entre las cinco de la tarde y las cinco de la mañana, el cierre de fronteras y la suspensión del transporte público interdepartamental y, más importante, un toque de queda que se inicia a las 18:00 horas.
La ciudadanía ha seguido con atención el desarrollo de la emergencia sanitaria, y actuado a veces de manera incomprensible, como impedir que los enfermos lleguen a centros hospitalarios o haciendo compras irracionales en los lugares de abasto, como adquirir excesivas cantidades de papel higiénico. Junto con eso, las redes sociales se han llenado de información, en muchas ocasiones falsa.
También la descoordinación se puso en evidencia porque las decisiones del Gobierno nacional no siempre fueron coincidentes con las de los niveles subnacionales. En Santa Cruz la ciudadanía se volcó masivamente hacia los centros de abastecimiento después de que el Concejo Municipal anunciara una cuarentena total, que luego el Gobierno desestimó.
Ante esa situación, existe poco interés en la campaña electoral. Ésta ya era opaca y marchaba con dificultades antes de esta crisis sanitaria y ahora prácticamente ha desaparecido. Es probable que los equipos de las diferentes campañas estén esforzándose en estos últimos días por cambiar sus estrategias y aprobar otras, que sintonicen mejor con los intereses de la ciudadanía. Todos los candidatos han ingresado, a veces de manera un poco torpe, en ese terreno, ayudando a aumentar el ruido existente, en vez de reducirlo.
Esto es preocupante. La campaña política debe servir para aclarar al elector sus dudas y hacer que pueda votar con certeza y de manera consciente por alguna de las candidaturas. Mientras tanto, los actores políticos deben empezar a reflexionar sobre los efectos económicos graves que traerá esta situación. Por un lado, las consecuencias externas serán importantes, empezando por la baja del precio del petróleo.
Pero también a nivel interno las cosas no se ven bien: al margen de la buena iniciativa, pero de corto plazo, de la presidenta Jeanine Añez de dar un bono y flexibilizar el pago de impuestos y créditos, las secuelas para la economía nacional serán terribles en el mediano e incluso largo plazos.