Hechos ocurridos en el país durante el gobierno masista no deben ser depositados en el barril sin fondo del “dejar hacer y dejar pasar”, como ya se hizo costumbre para ocultar o apañar delitos y faltas. Para nadie es desconocido que durante casi 14 años se ha dispuesto discrecionalmente de los dineros del país; pero haber llegado a subvencionar o regalar dinero a un partido político español a título de que sea socialista-castrista-comunista tan sólo por decisión del ex presidente Evo Morales, resulta gran extremo de irresponsabilidad.

¿Con qué derecho y a qué título podía disponer de lo que no le pertenecía? Cómo pudo disponer de cuantiosas sumas para subvencionar a políticos extranjeros tan solo por compartir ideales con miras a restablecer el comunismo. Han sido vulnerados principios morales, normas de la institucionalidad, el elemental sentido de respetar lo que pertenece al Estado y que, en todo caso, debió ser utilizado para disminuir siquiera mínimamente la pobreza extrema.

La egolatría e ignorancia del originario de Orinoca que nunca supo de honestidad y menos de honradez lo llevó a consumar hechos que atentaron seriamente contra los intereses nacionales. Las denuncias sobre entrega de dineros a “Podemos” de España es muy grave y con los documentos del caso deben ser llevadas ante organismos que tendrían que ver cómo juzgar y cómo calificar latrocinios que jamás podrán tener explicación.

La Presidenta de la República reveló indignada el hecho: “lo que hemos descubierto es lamentable, el abuso de poder para usar recursos públicos a favor de un partido político, financiamiento con el dinero del pueblo boliviano a partidos políticos extranjeros (…) eso es realmente bochornoso. Todo señala que ocurrieron otros hechos similares con inclusión de lo ocurrido con dineros procedentes de Entel que habrían sido utilizados para beneficiar a fuerzas políticas extranjeras”. (ED 23/1/20).

Así, con todos estos antecedentes y muchos otros ya revelados por los medios de comunicación y oficializados por entidades del Estado, el pueblo se pregunta: “¿Cómo es posible que con cinismo se busque nuevamente volver al país y contar con todos los poderes?”. Lo grave es que quien ha intervenido directamente en los hechos dolosos hoy es candidato y nadie hace algo por impedir que siga este festín de dinero y latrocinio que ha consumido buena parte del patrimonio nacional, que hubiese servido muy bien para disminuir la extrema pobreza del pueblo, para construir por lo menos hospitales, centros educativos y obras de beneficio común.

Cuando se sabe de estos y otros casos tan bochornosos y que lastiman en lo más profundo, la población no atina a qué pensar, en qué creer y cómo confiar en quienes ofrecen muchos bienes para el país y tal vez no tienen la mínima intención de cumplir.