Una somera revisión histórica y contextual, denota que después de la revolución de 1952, muchos indígenas en su habitus campesino, de diversas formas, siempre cogobernaron con el MNR, ADN, UDP, MIR etc., incluyendo a mujeres, como elementos constitutivos de una gran nación mestiza. Por ello, el MAS -a lo Reinaga- propuso un “gobierno de indios” (anti-blanco). Estos últimos, de acuerdo con diversos censos oficiales, oscilan el 20% (que elige al 60% de parlamentarios) y el 80% de urbanos (eligen al 70% de parlamentarios). Con Zavaleta, lo indígena-campesino es, por conveniencia, subjetivo. Tienen un pie en el área rural y el otro en la ciudad.

Entre 2002 y 2006 el MAS tautológicamente propuso una plurinacionalidad -escindió 36 naciones- ya existente desde 1952. En 2007, manipularon ese repositorio de pertenencia indígena y su consiguiente acervo cultural (Rivera, 2010) para hablar de “campesinos” y promover una –entelética- burguesía emergente (el cholaje, cuya cultura es solo el baile). Se alió con improvisados dirigentes sindicales, que con Karl Marx, son la “aristocracia obrera” o dirigentes oportunistas de “organismos corporativos” (NO movimientos sociales, estos son anti-Estado). Fingieron un odio por la República mestiza para posicionar a un sujeto “hibrido” (taimado y ambivalente ideológicamente) que no es ni indígena ni campesino, se diría el cholo.

Chandra (2004) diría que este “voto”, es una impostura, pues NO es indígena ni campesino. De hecho, los indígenas (con juicio) rechazan al MAS por la depredación de la Madre Tierra: deforestación y autorización por decretos de exploración y explotación minera y gasífera en parques nacionales y reservas indígenas, Chaparina, el TIPNIS, los cerca de 8 millones de hectáreas calcinadas en la Chiquitania, etc. Por ello, muchos “híbridos”, ¡no indígenas!, cooperativistas, cocaleros, gremialistas, choferes, contrabandistas etc., se autodefinen como “indígenas” para –creen ellos- seguir medrando de las arcas del Estado.

Entonces, el “rocamboleo” del MAS junto a los “vividores” –híbridos- es un Perogrullo: hoy apoyan, pero mañana NO. Su costumbre ambivalente y oportunista del híbrido “voto duro” NO garantiza el triunfo del MAS en mayo. Entonces, las encuestas comerciales con sus muestras atípicas generan confusión. Para peor, la oposición con sus “champa” guerras eximen al principal “enemigo”; el candidato del MAS Luis Arce Catacora que, en pandilla, festeja con sus acólitos esa opacidad. Opas –donde varios aventureros- que desdeñan al movimiento “pitita” o soberano que sin violencia rechazaron el oprobio colonial del indianismo. Entonces, ¿cuál voto duro del MAS?

El autor es Director del Centro de Investigación, Servicios Educativos y de Comunicación (CISEC).