Medio: El Día
Fecha de la publicación: viernes 13 de marzo de 2020
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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De acuerdo a estos datos, un 40,6% de los electores podría llegar a votar por Jeanine Añez, mientras que un 39,6% puede hacerlo por Luis Arce Catacora, del Movimiento Al Socialismo.
Otro aspecto del estudio subrayado por Clarín es el de la imagen negativa (“a quién nunca votaría”), que también daría una pauta sobre la proyección máxima de crecimiento de cada uno de los postulantes en carrera. La mayor imagen negativa sería la de Tuto Quiroga (79,1%) y de allí de manera descendente aparecen Chi Hyun Chung (78,5%), Luis Fernando Camacho (74,8%), Carlos Mesa (64,9%), Luis Arce Catacora (54,9%) y Jeanine Añez (54,5%).
Cabe acotar que en imagen positiva los números de los punteros son de 45,5% para Añez y 45,1% para Arce.
Según Ana Sanz Campos (www.crecimientopolitico.com), el techo electoral “sería el porcentaje máximo de votos que un partido puede conseguir en una situación ideal, por encima de la cual es complicado que un partido pueda seguir creciendo, al menos sin condiciones excepcionales”.
En el caso boliviano, la “situación ideal” a la cual aproximarse sería la concentración del voto en torno a una candidatura democrática que logre: a) impedir el retorno de la autocracia masista al Poder Ejecutivo; y b) viabilizar una mayoría parlamentaria propia (o lo más cercano posible a ella), garantizando gobernabilidad y estabilidad para los próximos cinco años.
La actual zozobra por el abuso del mecanismo de las interpelaciones y la censura ministerial, de parte de los otrora “conciliadores” del MAS (realineados con el sector duro de su partido), pone en evidencia la necesidad de construir una mayoría democrática en la Asamblea Legislativa Nacional (evitaré el ideológico “pluri”), capaz de sintonizar con el Ejecutivo en las grandes tareas republicanas que hay por delante.
El sistema electoral boliviano asigna a través del método D´Hont ciertas bancas adicionales a la primera fuerza política. Y si a esto se suma una geografía de circunscripciones uninominales que le da más escaños a los votantes rurales que a los urbanos (en franco desequilibrio demográfico), se tiene un riesgo importante de que el Movimiento Al Socialismo pueda alcanzar o rozar la mitad de las bancas en ambas cámaras.
De ahí que la construcción óptima de mayorías sea en primera vuelta, que es donde se define la composición del Parlamento.
Huelga decir que un retorno del MAS al poder significaría -ahora sí- su eternización en el mismo, con niveles de coacción y abuso muy superiores a los vividos en los últimos 14 años.