Medio: La Patria
Fecha de la publicación: miércoles 11 de marzo de 2020
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Hay campañas sordas en contra de los posibles contrarios en las próximas elecciones, acuden todo tipo de pretextos para mostrar errores y defectos y no se cansan de enrostrar faltas inexistentes porque, vanamente, creen que ello le asegurará votos; craso error porque lo que hacen es alejar al posible votante, mostrarle que las malas artes, los yerros cometidos en los últimos catorce años no hacen otra cosa que asegurar la antipatía y el rechazo por parte de la colectividad.
La colectividad se pregunta: ¿Qué sacan los políticos - candidatos de primer orden y simples aventureros que candidatean tan sólo por figuración, egolatría y busca de protagonismo - con tratar de herir, lastimar y desprestigiar a sus posibles contendientes? ¿Quién les asegura votos con campañas sucias? ¿Cuántas veces en el pasado han descalificado la guerra sucia y han mostrado la necesidad de actuar limpiamente? ¿Tienen conciencia de lo que están haciendo tan sólo por obedecer los malos consejos de sus áulicos que les hacen creer que lo están haciendo bien?
Hay candidatos que en las elecciones de octubre han mostrado altura y dignidad y hoy se muestran contrarios a toda conducta limpia, a tener un mínimo de sindéresis y decencia y permiten que sus partidarios los muestren como lo que no son ni piensan negativamente de sus contendientes. La mayoría de la colectividad está convencida de que la Presidenta Áñez no debería haber candidateado, que debía cumplir su palabra de no intervenir en el proceso electoral y prometió dirigir imparcialmente las elecciones de mayo; hay muchas personas que esperaban que ella lleve a cabo y termine en su momento imparcialmente; pero, las circunstancias dieron lugar a que decida ser candidata. Eso, como si fuera delito, le significó ataques y críticas. Cabría preguntar: ¿No fueron los mismos políticos los que decidieron, en última instancia, que ella adopte la decisión de intervenir como candidata? ¿Por qué ensañarse como si ella fuese siquiera lejanamente imitadora de quien desgobernó el país y cometió el gran fraude de octubre? ¿Cómo puede creerse que ahora, habrá otro fraude? ¿No debe haber limpieza y respecto al inicio y realización de la campaña electoral? ¿Cómo se puede creer que lo sucio, lo artero, lo negativo pueden atraer al votante? ¿No se dan cuenta los políticos que el pueblo rechaza a quienes lastiman, calumnian y recurren a lo bajo para "ganar" confianza y credibilidad? La Sra. Áñez es Presidenta. Que no puede desprender su condición de candidata con su alta posición de Presidenta, es cierto; pero, ¿se disminuirá en algo esa situación recurriendo a la guerra sucia?
Por favor, que haya altura, decencia y limpieza en la campaña, que se evite imitar conductas que han lastimado a los bolivianos durante casi catorce años. Es preciso que seamos civilizados, honestos y responsables si queremos conseguir la confianza pública; de otro modo, que haya la seguridad de que las simpatías y decisión de votar en su favor serán perdidas porque el pueblo no acepta las malas artes y menos lo incorrecto que recuerda un pasado que valdrá la pena olvidarlo.