Medio: La Razón
Fecha de la publicación: domingo 01 de marzo de 2020
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Mediante un mensaje en su cuenta de Twitter, acompañado de una curiosa fotografía, el exdirigente cívico de Potosí y hoy candidato abrió el suspenso con tres días de anticipación: “Este miércoles tengo un anuncio importante que hacer (...)”. Así, en medio del Carnaval surgieron rumores y especulaciones —también deseos— acerca de la ruptura de Pumari con Luis Fernando Camacho y, por tanto, la declinación de su candidatura. Se dijo incluso que anunciaría su apoyo a Carlos Mesa. Hubo festín en las redes sociales.
Luego se puso hora al “anuncio”, las 20.00, en franja estelar de televisión. Demás está decir que Pumari logró sobradamente su propósito de generar atención y expectativa, así como amplia cobertura mediática. ¿Cuál fue la noticia generada desde un hotel de El Alto? El candidato lanzó su primer spot personal de campaña y anunció una gira nacional. Quizás lo único llamativo fue la ausencia del candidato presidencial de Creemos. No hubo mensaje de ruptura, pero sí de autonomía.
Más allá del engañoso “anuncio importante” y de que algunos periodistas se hayan sentido burlados y evalúen si en adelante darán cobertura al señor Pumari, lo interesante es la forma tan superficial en la que se puede generar escucha pública para fines particulares, hoy de carácter electoral. No es algo nuevo. En este caso la novedad es que la candidatura de Creemos ya no está “en blanco” y el pedido de unidad fue desechado de facto. El bloque anti-MAS concurrirá a los comicios con siete binomios.
Pero sin duda lo más crítico es que el “efecto Pumari” expresa en realidad el “efecto 3M”. Nos encaminamos hacia unos comicios que, pese a su gran importancia para el futuro del país, están condicionados por la banalización, el desencanto y la incertidumbre. Más allá de la débil campaña electoral, hay sensación de penumbra no solo sobre el resultado de la votación, sino en especial acerca del escenario postelectoral. Es como ser convocados a un “anuncio importante” que puede terminar en chasco.
¿Qué debiéramos exigir, como electores, en las nueve semanas que faltan para los comicios? Lo primero es ahuyentar la frivolidad, esto es, el “efecto Pumari”. Necesitamos sustancia. Más allá de consignas que van saliendo en spots prematuros, es imperioso que las candidaturas expongan y debatan sus visiones de país. Es imprescindible que pongan en limpio sus modelos económicos. Es fundamental que nos digan cómo piensan restituir la convivencia democrática: sin amenazas de cerco, sin exclusiones, sin masacres.