Medio: El Deber
Fecha de la publicación: lunes 13 de noviembre de 2017
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Democracia representativa
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Esta vigésima medición se realizó entre el 22 de junio y el 28 de agosto pasado, con la aplicación de 20.200 cuestionarios en 18 países, y sus resultados tienen un margen de error del 3 %.
"Tenemos una democracia enferma, que está en franco retroceso", advirtió la directora fundadora de Latinobarómetro, Marta Lagos, en diálogo con EL DEBER.
De acuerdo al sondeo, el 53 % de los latinoamericanos cree que la democracia es preferible a cualquier otra forma de Gobierno, aunque ese nivel está ocho puntos por debajo del "pico" registrado en 2010.
Según Lagos, la mejor percepción que había hace siete años coincidía con "hiperpresidentes" en la región, con altos niveles de aprobación.
Tan solo un 5 % de los encuestados considera que en su país hay "democracia plena" y solo un tercio se mostró satisfecho con el funcionamiento de la democracia, en tanto que un 75 % considera que su nación está gobernada por unos cuantos grupos poderosos en beneficio de intereses privados.
A la hora de evaluar la gestión del Gobierno de su país, en promedio, apenas el 36 % la aprueba, aunque el nivel de aprobación es mayor en Nicaragua (67 %), Ecuador (66 %) y Bolivia (57%) y muy por debajo de la media en México (20 %), El Salvador (17 %) y Brasil (6 %). "No hay ningún indicador que nos diga que la democracia va mejor. La democracia va mal en muchos países de la región", aseveró Lagos.
Venezuela, la peor de todas
La encuestadora chilena observó que, en general, hay mucha preocupación por la situación de Venezuela, "pero el resto de los países, si bien no son enfermos terminales, tienen diabetes democrática, una enfermedad que todo el mundo tiene, que nadie ve y que, si no se trata, mata igual".
Por otro lado, el estudio revela un alto nivel de desconfianza en las instituciones. La confianza muestra en 2017 un retroceso en todos los casos, aunque llega a extremos de apenas el 15 % en el caso de los partidos políticos, mientras que el mayor nivel de confianza es para la Iglesia católica (65 %).
La encuesta también hace foco, entre otros temas, en la corrupción, que para uno de cada diez latinoamericanos es el principal problema de su país, aunque esa proporción crece significativamente en países como Brasil (31%) y Colombia (19%).
Asimismo, un 62% de los consultados considera que en los últimos dos años no se ha progresado en reducir la corrupción en el Estado y un 53 % cree que su Gobierno actúa "mal" en la lucha contra este flagelo.
Economía, peor que antes
En cuanto a la economía, los resultados son dispares: un 54 % afirma que su ingreso le alcanza para cubrir sus necesidades, un 24 % admite que no tiene suficiente comida para alimentarse, un 41 % está preocupado ante la posibilidad de quedar desempleado y solo un 25 % considera que su país está progresando económicamente. Con todo, un 47% confía en que la situación económica mejorará en 2018.
"Tenemos una región bipolar, del éxito económico y de la pobreza", marcó Lagos, quien señaló que "nunca había habido tanta gente a la que le alcanzara para llegar a fin de mes".
"Pero eso no quita que dos de cada diez latinoamericanos no tengan suficiente comida para alimentarse, empezando por Venezuela, donde seis de cada diez venezolanos no tienen para alimentarse", sostuvo.
El clima, una preocupación
Siete de cada diez latinoamericanos consideran que hay que darle prioridad a la lucha contra el cambio climático sin importar sus consecuencias negativas en el crecimiento económico, según los resultados del Latinobarómetro 2017.
"La gente en América Latina se inclina mayoritariamente por la prevención del medioambiente y la lucha contra el cambio climático", alertó Lagos, lo cual va en contradicción con las políticas desarrollistas de varios gobiernos de la región.
El estudio de opinión pública indica que el 71 % de los latinoamericanos considera prioritario atender el cambio climático, más allá del impacto económico, aunque hay países donde la preocupación es mayor.
Colombia (85 %), Ecuador (80 %) y Chile (78 %) encabezan el ranking de ciudadanos que mayor prioridad le dan a esta problemática, mientras que los índices más bajos se registran en Honduras (62 %), Guatemala (60 %) y República Dominicana (60 %).
Lagos indicó que el alto nivel de prioridad que se le da a este asunto en la región está relacionado al hecho de que los latinoamericanos "han vivido la depredación, aluviones, el exceso de nieve, de lluvias, los desastres naturales cada vez más frecuentes y violentos".
Latinobarómetro es una encuesta a mayores de 18 años de 18 países de la región (Centroamérica, Sudamérica y México) representativa de la población de 600 millones de habitantes de América Latina.
La gente desconfía de la gestión democrática
Ricardo Paz Ballivián
No hay en la región una insatisfacción con la democracia, sino con los políticos que la administran. Lo que está en cuestión es la gestión democrática de los gobiernos en América Latina.
Obviamente, estos gobiernos están infectados de manera considerable por el lastre de la corrupción.
Esto genera en la gente una repulsa muy grande a lo que están haciendo los gobernantes. No hay que confundir esto con insatisfacción con la democracia como sistema político, creo que esto no está ocurriendo, la democracia está plenamente consolidada en la región.
La población está señalando que la democracia no tiene los controles suficientes para fiscalizar el uso de recursos públicos.
Los datos que muestran la encuesta de Latinobarómetro es un llamado de atención a los gobernantes, más que al sistema democrático.
Por supuesto que la gente entiende que la democracia tiene asignaturas pendientes muy grandes. Pero, más que todo está cuestionada la falta de democracia económica, donde unos pocos sectores se llevan la mayor parte de la torta. Esto tiene que ver con la desigualdad social, que todavía está vigente y se ha incrementado de forma considerable en la región en los últimos años.
También por los atropellos a las libertades ciudadanas y los derechos de la población, e incluso, la vigencia plena del Estado de derecho que ha estado en cuestión en varios países, como el caso de Venezuela.
Todos estos elementos contribuyen a que la gente piense que no haya una democracia plena. Ahora, una democracia plena es una utopía, porque siempre van a haber carencias.
Pero sigo pensando que es más un llamado de atención a los gobernantes, más que al sistema como tal.
Sobre la visión negativa sobre los políticos, en general, la gente tiende a echarle la culpa de todos los males. Eso no quita que, en muchos casos, se trata de un dato real, dado que no han logrado dar resultados concretos sobre asuntos clave de la sociedad, como la corrupción, la pobreza y el desempleo.
Paradójicamente, hay cierta esquizofrenia, porque por un lado los critican, pero por el otro también los votan.
En el caso del Gobierno de Evo Morales, con un alto nivel de apoyo a su gestión (57%) está claro que el presidente ha tenido momentos estelares con un promedio del 50%, más o menos.
Morales y el MAS tienen un apoyo muy grande en el área rural y esto los favorece mucho, donde tiene un apoyo de más del 80% y en las áreas urbanas apenas llega al 30%, donde hay una visión más crítica del Gobierno.