Medio: Los Tiempos
Fecha de la publicación: viernes 28 de febrero de 2020
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
Dirección Web: Visitar Sitio Web
Lead
Contenido
Esto no significa atribuir a las encuestas un inequívoco valor predictivo. Su finalidad es simplemente aproximarnos a las preferencias y al estado de ánimo de los ciudadanos en el momento en que se realizan.
Sin embargo, no es incorrecto sostener que, si esas preferencias y ese estado de ánimo persisten, es posible avizorar uno u otro probable resultado.
Según la encuesta de Mercados y Muestras para el diario Página Siete, publicada el 23 de febrero, si las elecciones generales habrían sido en ese momento, los tres binomios que captarían el mayor número de votos serían: Luis Arce Catacora - David Choquehuanca del MAS (32%), Carlos Mesa - Gustavo Pedraza de Comunidad Ciudadana (23%) y Jeanine Áñez - Samuel Doria Medina de Juntos (21%). Un menor número de votos favorecería a un tercer binomio: Luis Fernando Camacho - Marcos Pumari de Creemos (15%).
Estos datos reflejan una realidad que resulta del número de candidatos que se autodefinen como contrarios al MAS y están deseosos de evitar el retorno de ese partido al poder. Asimismo, se debe a la mayor cohesión que, pese a no disimuladas discrepancias internas, conserva aún la agrupación política del expresidente Evo Morales Ayma.
La dispersión del voto contrario al MAS no es la consecuencia, como pretenden algunos analistas, del capricho o de las mezquinas ambiciones de poder de los respectivos dirigentes.
Es la consecuencia, más bien, de la debilidad estructural de los partidos políticos, la cual resultó de los mecanismos aplicados por el MAS a lo largo de 14 años para conseguir y mantener su hegemonía y conservar su régimen de gobierno autocrático.
Asimismo, es consecuencia del régimen electoral vigente (de representación proporcional y a dos vueltas).
Sin embargo, la denominada “dispersión del voto” es más un supuesto o una hipótesis, que un hecho real. En realidad, los sondeos muestran dos fenómenos singulares: por una parte, una concentración de las preferencias de voto (alrededor del 60%) en contra del MAS y, por otra, la indecisión sobre la intención de voto de una porción importante de la ciudadanía (alrededor del 45%).
Esto da a pensar que si los líderes políticos no aplican la estrategia de “unidad” para enfrentar al adversario común, que muchos reclaman, el electorado se encarga de corregir esta deficiencia mediante su voto.
Los datos de la encuesta de Muestras y Mercados permiten avizorar que la elección no terminará en la primera vuelta. Se impondrá, por fuerza, una segunda vuelta.
A su vez, los datos sobre el porcentaje de indecisos y sobre la concentración de las preferencias hacia partidos distintos al MAS, llevan a presumir que el próximo Gobierno estará encabezado o por Carlos Mesa o por Jeanine Áñez y no por Luis Arce.
Asimismo, que en la Asamblea Legislativa estarán representadas por lo menos cinco fuerzas políticas y que ninguna tendrá mayoría absoluta, a pesar de una bancada nada desdeñable que podría alcanzar el MAS.