Medio: El Diario
Fecha de la publicación: martes 25 de febrero de 2020
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Desde siempre, la religión ha sido medio de rendir culto y adoración a Dios y no se la debería utilizar en cuestiones mundanas y mucho menos que sirva como marco para propagandas y publicidad. Considera que las palabras de la Biblia como las de los Evangelios son claras al definir que son muy manifiestas las diferencias entre adorar y honrar a Dios y utilizar los cultos religiosos netamente ajenos a la Iglesia.
Muchas veces, aprovechando que la mayoría del pueblo profesa la Religión Católica, las religiones de toda clase mezclan los ritos folclóricos o de otro tipo para expresar su veneración a la Virgen María o a diferentes Santos que son objeto de veneración. Se olvida, además, que las imágenes tanto de Jesús como de la Virgen y de quienes figuran en el santoral de la Iglesia son simples representaciones y no son ni deben ser objetos de cultos y ceremonias especiales; esas imágenes son utilizadas simplemente para mostrarlos como habrían sido en vida debido a que, sobre todo en las misiones y labores de evangelización, había una especie de exigencia de los pobladores para “conocer a sus Santos” y fue razón para mostrarles imágenes con fines educativos y no para que la imagen sea divinizada.
Entre las organizaciones que aprovechan las festividades religiosas se presentan muchas veces militantes de partidos políticos que dicen, debido a su ideología materialista como es el comunismo, que no creen en Dios pero que “acceden al pedido del pueblo al satisfacer sus inclinaciones religiosas con medios que permiten procesiones y desfiles de homenaje”; entre esos grupos no faltan los políticos que explotan la fe del posible votante.
Los políticos, por moral, deberían evitar el uso de imágenes religiosas y más bien mostrar programas e intenciones que tengan, como candidatos, sobre obras a realizarse. Especular con la religión no es moral ni digno de quienes profesan el credo y es indecoroso usar la religiosidad del pueblo para fines partidistas. Es necesario, pues, que los candidatos tengan cuidado con la publicidad y propaganda que hagan y que resulta indebida, indecorosa e irrespetuosa con el mismo pueblo que espera conductas cívicas y morales de quienes actúan en política partidista.