Medio: El País
Fecha de la publicación: sábado 22 de febrero de 2020
Categoría: Institucional
Subcategoría: Tribunal Supremo Electoral (TSE)
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El argumento utilizado es el de la residencia en su circunscripción por el tiempo determinado estipulado en la Constitución.
Es verdad que el artículo estaba más pensado para evitar que lleguen paracaidistas con mucha plata a ser candidatos sin tener una ligazón real con el país. Es el caso de Barrientos, que por mucho arraigo que tenga su apellido, que en cada municipio tiene una avenida, lleva más de 20 años fuera del país y no hace vida real aquí.
En cualquier caso, la letra muerta de la Ley es la que acaba mandando, y en este caso le ha servido para que el TSE se quite de en medio un problema mayúsculo como el que estaba generando la postulación del expresidente.
La polémica decisión tendrá probablemente algunas consecuencias diplomáticas y discursivas y poco más. Sectores del MAS ya habían adelantado que no habría movilizaciones de protesta y tampoco se preveía un alzamiento popular de grandes dimensiones, menos en pleno festejo carnavalero. Sí habrá algunas declaraciones, alguna condena internacional, ya que no es nada tan raro tener candidatos en el exilio, especialmente en países con problemas con los derechos humanos o regímenes fuertes – desde Rusia a Turquía pasando China y el norte de África – y que precisamente buscan fórmulas para llamar la atención sobre sus causas.
La contemporización de la publicación de la decisión había molestado en muchos sectores, que ven como el TSE juega con el fuego demasiado cerca de su credibilidad. De la escasa credibilidad que ha podido reconstruir en esta etapa que era de transición y que sin embargo, vuelve a tener un Presidente/candidato. En este caso, una Presidenta/candidata.
Es verdad que mantener “vivo” a Evo Morales habilitándolo como candidato beneficiaba al sector más radical, a aquellos que han decidido presentarse como “sheriff” impartiendo justicia por mano propia y repartiendo sentencias para todo aquel que discrepe del pensamiento único. Y es verdad que ese sector está instalado en el Gobierno actual y es parte de la candidatura de Juntos, que encabeza Jeanine Áñez.
Ya sin Evo Morales en el escenario y luego del varapalo que esa alianza sufrió en las encuestas del pasado domingo, donde no lograron acercarse ni ligeramente al MAS y tampoco colocarse en segundo lugar superando a Carlos Mesa, el binomio Áñez – Doria Medina deberán esforzarse en la propuesta y la ilusión, un terreno que no es el suyo.
El TSE ha devuelto la campaña al punto de partida luego de unas semanas de circunloquios y onanismo. Cada cual tiene su candidato a la Presidencia y su programa de Gobierno. Tiene su relato y su recuerdo. Tiene su discurso, su épica, su objetivo. Es tiempo de empezar a saber qué es lo que cada uno quiere hacer con Bolivia.