Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: jueves 26 de abril de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Democracia comunitaria
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¿Otra de Evo Morales?
En su edición del 23 de abril, el periódico Granma, vocero oficial del PC Cubano, registra una declaración de Evo Morales formulada en La Habana, quien, después de rememorar que “de niño presenció debates de aymaras en el altiplano boliviano”, orondo afirmó que “la democracia cubana se asemeja a la democracia comunal”, de la nación aymara se entiende.
Esta curiosa aseveración fue formulada en ocasión de la oficiosa visita
del Presidente boliviano al nuevo mandatario caribeño. Cabe
preguntarse, por tanto, ¿en qué podrán parecerse estos sistemas
“democráticos”, uno enclavado en lo más alto de la adusta Cordillera de
Los Andes y el otro, insular, mecido por las tropicales aguas del Mar
Caribe?
La democracia comunitaria aymara opera en función de dos instituciones
milenarias: el thaki y el muyu. La primera concibe el servicio público
como una obligación del individuo con la comunidad, cuyo cumplimiento
responde a un orden de funciones jerarquizadas, comenzando del escalón
menor, en el que se inician los jóvenes, y terminando en los cargos
superiores de mayor responsabilidad, ejercidos por las personas más
experimentadas. El thaki es la ruta del servicio público. El muyu, por
su parte, determina la rotación y alternancia entre markas, ayllus,
comunidades y personas en el cumplimiento del servicio público. El
período del mandato es, como regla general, de un año, además de que los
cargos no son remunerados. Cada autoridad cubre los costos de sus
funciones con sus propios recursos.
Veamos ahora cómo opera la “democracia” cubana, circunscribiéndonos a
la designación del Presidente del Consejo de Estado, a quien Morales,
pudiendo llamarlo por teléfono, como se estila en estos casos, visitó
antes siquiera de que iniciara sus funciones. Por mandato de la Ley
Electoral de 1992, art. 73, la Comisión de Candidaturas Nacional
“prepara y presenta, conforme a la Ley, para su consideración en la
Asamblea Nacional del Poder Popular, el proyecto de candidatura para
elegir al Presidente, a los vicepresidentes, el secretario y demás
miembros del Consejo de Estado”, propuesta que, considerando que el
Partido Comunista de Cuba controla rígidamente todo el sistema político
de la isla, será simplemente aprobada por la Asamblea.
Por si alguien dudara, esa Comisión de Candidaturas está integrada por representantes de la Central de Trabajadores de Cuba, de los Comités de Defensa de la Revolución, Federación de Mujeres de Cuba, Federación de Estudiantes Universitarios y otros de la misma orientación, organizaciones todas copadas y dirigidas por el PC.
Esa misma Comisión de Candidaturas Nacional, además, prepara la
propuesta de precandidatos a diputados de la Asamblea Nacional del Poder
Popular, nomina que es enviada a la Comisión de Candidaturas Municipal
para su ejecución. Igual tarea cumple con el proyecto de candidaturas a
la Presidencia, Vicepresidencias y Secretaría de la propia Asamblea
Nacional. Lógicamente estos procedimientos de la “democracia” cubana
responden a la estructura vertical y autoritaria del Partido Comunista
cubano, el que, conforme fue avanzando su largo y penoso proceso de
burocratización, asimismo fue vaciando de contenidos democráticos a la
institucionalidad electoral de la patria de Martí.
De manera que sólo caben aquí formularle algunas preguntas al ciudadano
Evo Morales: ¿en qué se parecen las prácticas electorales cubanas a la
democracia comunitaria aymara, como usted se atrevió a afirmar en La
Habana? ¿Qué componentes de los verticales y rígidos procedimientos
cubanos resultan familiares con las prácticas comunitarias del thaki y
el muyu andinos?
Ciudadano Evo Morales, usted ha hablado en Cuba en nombre de todas y
todos los bolivianos, y además se ha permitido involucrar en la
comparación a la democracia comunitaria aymara, de manera que el pueblo
boliviano espera una explicación clara de sus desaprensivas
declaraciones en La Habana. Algo semejante, seguramente, esperan también
las comunidades aymaras.
Para terminar y de cara a la realidad electoral cubana, el silencio de
Evo Morales respecto a las interrogantes aquí formuladas, implicaría que
sus aseveraciones, en realidad, dejaron traslucir, en un auténtico
lapsus línguae, el íntimo deseo evista de trasplantar a Bolivia el
sistema cubano.
Carlos Böhrt I. es Ph. D. en Derecho Constitucional y Derecho Penal.