Medio: La Razón
Fecha de la publicación: jueves 20 de febrero de 2020
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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El viejo sistema político tenía al Movimiento Al Socialismo (MAS) en una posición central y hegemónica. Lo orbitaban los partidos de la oposición que habían sobrevivido a la revolución política de 2006-2008: Unidad Nacional (UN), Movimiento Demócrata Social (MDS), Movimiento Sin Miedo (MSM), una miríada de agrupaciones regionales y los residuos de los partidos tradicionales, como el Partido Demócrata Cristiano (PDC) y el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR). Este sistema será sustituido por otro, todavía no configurado, en el que el MAS seguirá siendo importante, pero pasará de ser la organización de la élite a ser la de la contraélite política. No habrá un partido hegemónico único, sino una hegemonía compartida entre algunos partidos de derecha y centroderecha, y varios otros partidos desaparecerán o se reducirán a su mínima expresión.
La aparición de fuerzas políticas nuevas; el inicio de un nuevo ciclo político, que también abre posibilidades nuevas a los partidos; la cultura política caudillista y las agudas diferencias ideológicas, políticas y personales, han propiciado la fragmentación partidaria en estas elecciones. Como parte de esta fragmentación, la derecha, que forma parte del nuevo bloque de poder que se formó como resultado de la caída de Morales, va al proceso electoral dividida en dos frentes. Esta división se debe a una previa ruptura dentro de la élite cruceña y, en general, dentro de la élite oriental, entre dos sectores con diferentes trayectorias, lealtades, intereses y caudillos.
Dado su nivel de negativos, gente que no quiere votar por el otrora partido oficialista, y a los sucesos políticos recién acaecidos, es muy difícil que el MAS gane en primera o segunda vuelta. En cambio, su alta intención de voto (cerca del 30%) hace casi seguro que sea uno de los que pasen a una segunda vuelta con el principal partido de la derecha o con el principal partido de centroderecha. ¿Cuál partido “antimasista” tiene más posibilidades para pasar a la segunda vuelta junto con el MAS? Juntos y Comunidad Ciudadana (CC) tienen iguales posibilidades en este momento, según las encuestas. Juntos tiene la ventaja sobre CC de reflejar la correlación de fuerzas sociales.
Existe rechazo en el occidente del país a Creemos, de Luis Fernando Camacho, por su protagonismo en el derrocamiento de Morales y su condición de representante de Santa Cruz; y a Jeanine Áñez, de Juntos, sobre todo por candidatear siendo presidenta. Sin embargo, Áñez es una candidata con aprobación en todos los departamentos, en tanto que Camacho está prácticamente reducido a Santa Cruz.
Comunidad Ciudadana tiene la desventaja de ser centrista, una posición descendente en un momento de giro a la derecha y cambio de sistema político como el actual; excepto que, por el otro lado, esto le sirva para atraer votantes del MAS decepcionados de su anterior partido favorito, pero no al punto de apoyar que se lo reprima y con temores sobre la radicalidad con que la derecha puede desandar lo avanzado durante la gestión de Morales (“efecto péndulo”) y sobre su inclinación cruceño-centrista (cuando se trate de votantes occidentales). Sin embargo, hasta ahora CC no ha aprovechado este potencial y, al contrario, se ha sumado a la persecución del MAS, iniciándole un juicio por el fraude del 20 de octubre.