Medio: Correo del Sur
Fecha de la publicación: miércoles 19 de febrero de 2020
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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El enemigo sigue acechando detrás de la puerta y sonriendo por los errores de quienes asumen el liderazgo (que en muchos casos asumieron gratuitamente o circunstancialmente), y que no dan la talla para garantizarle al pueblo boliviano, la reconstrucción de la democracia plena, a través de la recuperación de la institucionalidad, la independencia de poderes, el fortalecimiento del sistema judicial, educativo y productivo.
Sí, el enemigo sigue acechando detrás de la puerta y el peligro sigue latente, pues así lo demuestra la primera encuesta sobre la intención del voto para los comicios de mayo, que nos muestra una oposición fragmentada, frente al 31% del voto leal al MAS.
La “Resistencia Civil Democrática” ha dado un paso gigantesco al expulsar al caudillo del MAS que intentaba perpetuarse en el poder, pero la labor no está completa.
Cumplidas las labores de pacificación, la conformación del nuevo TSE y convocadas las elecciones a cargo del Gobierno transitorio, el primer objetivo consiste, claramente, en lograr conformar un gobierno que emerja de las urnas, con respaldo parlamentario suficientemente fuerte, para afrontar los durísimos retos que le planteará el futuro inmediato. Un gobierno capaz de reconstruir todo lo que ha destruido el anterior, en términos de institucionalidad y valores democráticos, para erradicar la corrupción enquistada en todos los niveles del aparato estatal.
Este es el momento para que los candidatos de las diferentes siglas y agrupaciones piensen seriamente en qué consiste esto de “restaurar la democracia plena”, y sus programas y ofertas electorales identifiquen e interpreten el sentir de la mayoría del pueblo boliviano, principal actor de la “Resistencia Civil Democrática”.
No es necesario ser un zahorí para saber que la restauración de la democracia será una labor ardua y dificultosa, que pasa por la recuperación de la institucionalidad, por la división e independencia de poderes, empezando por reorganizar estructuralmente el sistema judicial. (Reforma constitucional incluida, para eliminar el nefasto experimento de la elección de jueces mediante el voto universal, además de otorgarle racionalidad a nuestra Carta Magna, “mutatis mutandis”).
Por otro lado, es fundamental reformular las bases del sistema educativo de cara el futuro y para desmontar la estructura ideológica y alienante implantada por el Gobierno anterior, así como el sistemático adoctrinamiento al que fue sometida la niñez y juventud, especialmente en el área rural, eliminando la filosofía del odio y del racismo que con tanto éxito impuso el MAS.
En octubre del año pasado el pueblo les demandaba unidad a los candidatos de la oposición y cada uno, por su parte, hizo oídos sordos al clamor de la ciudadanía. Tuvo que manifestarse la sabiduría popular, a través del voto útil, para lograr concentrar el voto en uno de los candidatos con la esperanza de forzar una segunda vuelta. Todos sabemos lo que pasó luego.
Sin embargo, ¿qué es lo que percibe la ciudadanía? Nuevamente incertidumbre. El pueblo ve con preocupación que los diferentes binomios no están encarando con decisión la elaboración de sus programas y su difusión, salvo honrosas excepciones, con el objetivo de captar el voto ciudadano. Están más empeñados en aferrarse a su efímera notoriedad personal, en algunos casos, o a la adhesión dogmática y fundamentalista de militantes de credos religiosos, en otros, y casi todos, cometiendo los tradicionales errores de la vieja política que permitió el encumbramiento del sátrapa renunciante.
La situación ha cambiado desde octubre del año pasado, quizás Bolivia ya no esté en la misma encrucijada, pero es necesario que la ciudadanía democrática, y en general todos los bolivianos, tengan sobre el tapete todas las opciones disponibles para decidir por cuál de ellas decantar su voto, sobre la base de un análisis a profundidad de las ofertas electorales que no solo se opongan ideológicamente al MAS, sino que representen una alternativa válida y esperanzadora, para recuperar la Bolivia democrática que nos quisieron arrebatar.
Habrá que esperar un poco más, para analizar el panorama y las distintas opciones con mayor objetividad, pero por ahora todo apunta a la necesidad de recurrir nuevamente al “voto útil” para alejar la posibilidad de un eventual triunfo del MAS.