Medio: El Deber
Fecha de la publicación: jueves 26 de abril de 2018
Categoría: Representación Política
Subcategoría: Procesos contra autoridades electas
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Resulta muy llamativa la ofensiva del MAS para descabezar algunas de las alcaldías opositoras de las ciudades con mayor peso político-electoral. Ha ocurrido recientemente en la urbe cochabambina y hay señales de que podría también suceder con Luis Revilla en La Paz. La estrategia es clara. Acusar y activar la intervención de algunos fiscales y jueces demasiado propensos al servilismo para inhabilitar o dejar a medio camino a los rivales. Resulta también llamativa la respuesta de algunos opositores que han cerrado filas para defender a autoridades cuestionadas, como Leyes, que no han logrado aún convencer con sus enredadas explicaciones a la opinión pública de su inocencia absoluta.
n vez de adelantarse con una defensa tan cerrada, lo deseable era que los compañeros partidarios de Leyes esperen el final de las investigaciones. Es correcto, sin embargo, el reclamo airado y público de los opositores por la sospechosa “hiperceleridad” de la justicia para encerrar y aislar al alcalde cochabambino.
En medio de la disputa del oficialismo y el partido Demócratas, resulta igual de llamativa la fulminante declaración de Percy Fernández respecto a su denunciado colega cochabambino, al emitir apresuradamente un criterio que lo termina inculpando en forma pública sin esperar el debido proceso. La respuesta de los compañeros cruceños de Leyes y ex aliados de Fernández ha sido también llamativa, ya que ahora aparecen decididos a investigar al alcalde de Santa Cruz de la Sierra, años después de que habían optado por el silencio o la indiferencia frente a demandas como la del caso dron, que ahora buscan desempolvar, en una lógica de si tú nos acusas, yo te acuso.
Por lo que se ve, hemos entrado a un momento en el que lo que más importa, por no decir lo único que importa, es anular al adversario para allanar el camino en la disputa del poder local y nacional. Esa peligrosa carrera puede desencadenar una cacería de brujas, en la que muchas veces se mezclan a culpables e inocentes y en la que la principal contaminada y dañada es la verdad. Paremos, por lo tanto, tan feroz y prematura agitación política para que cada denuncia que aparezca sea correctamente procesada, donde debe ser. Lo ideal es que se lo haga dentro de una justicia independiente y seria, aunque esto parezca pedir algo imposible y hasta soñar.