Las expectativas fueron exageradas alrededor de la reunión convocada por el Comité Cívico Pro Santa Cruz, cuya finalidad era sentar las bases para que las fuerzas democráticas puedan conformar un frente común que compita en las próximas elecciones con el amenazante Movimiento Al Socialismo (MAS), que no sólo se muestra dinámico en sus acciones, sino que no deja de lanzar estrategias engañosas que tienen a confundir y atemorizar a la población y que mantienen muy ocupado al Gobierno de Jeanine Añez, al Órgano Judicial y especialmente al Tribunal Supremo Electoral.

Algunos optimistas pensaban que la reunión del Comité terminaría con alguno de los candidatos levantado en andas, con gestos de grandeza y desprendimiento de otros postulantes y con vigorosas consignas patrióticas que señalan una transformación de la clase política boliviana luego de 14 años de vivir una suerte de purificación por la vía del martirio masista.

Un acto así hubiese sido valorado de sobremanera por la ciudadanía, pero tanto la “unidad” como “la voz del pueblo” son elementos que se han sobrevalorado demasiado en los últimos tiempos, por la manipulación que se ha hecho de esos conceptos. Precisamente eso fue lo que se vio en la reunión del sábado, cuyos resultados fueron altamente positivos, si es que se la mira con un lente bien abierto y absolutamente democrático.

Si pretendemos recuperar la democracia debemos aprender a convivir en medio de las diferencias y a no descartar el hecho de que todos perseguimos el bien del país pese a los distintos enfoques ideológicos, a las visiones y el conflicto que pueden generar, aspectos que suelen ser subsanados justamente a través del debate y la batalla de ideas. El régimen del MAS les quitó la libertad de pensamiento a sus propios militantes, la disidencia era castigada con rigor inquisitorial y los opositores tuvieron que enfrentar la cárcel, el exilio y hasta la muerte sólo por pensar distinto al único iluminado que tenía derecho a hablar y fijar posiciones. Esa “unidad” ha sido derrotada y no la queremos de vuelta.

El sábado hubo debate, algo que no se había visto en mucho tiempo y lo mejor de todo es que cada uno de los bolivianos ha sido testigo de los discursos, de las diferencias y de los conflictos que existen entre los candidatos de la democracia, que pese a todo, muestran su firme compromiso de defender el estado de derecho, de seguir luchando por la libertad e impedir que el riesgo de la dictadura retorno a nuestro país.

Todo lo que se tenga que decir en lo posterior le corresponde al votante, que esta vez tendrá la seguridad de que su decisión será respetada, que no habrá trampas ni manos dañinas manipulando los datos y haciendo oprobio con el sufragio. Si se mantiene este nivel de diálogo, si se establece una regularidad en iniciativas como la del sábado, si los diferentes candidatos hacen esfuerzos en lanzar propuestas serias, entonces habremos avanzado en conseguir un voto consciente, algo fundamental en democracia. 

Todo lo que se tenga que decir en lo posterior le corresponde al votante, que esta vez tendrá la seguridad de que su decisión será respetada, que no habrá trampas ni manos dañinas manipulando los datos y haciendo oprobio con el sufragio.