Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: domingo 02 de febrero de 2020
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Desde que Jeanine Añez lanzó su candidatura a la presidencia se han multiplicado las voces que advierten que una fragmentación del voto favorecerá al partido de Evo Morales, aunque esa fragmentación tiene un antídoto: la concentración.
La fragmentación del voto es el concepto que expresa la distribución de los sufragios entre los diferentes partidos que compiten en una instancia electoral. Mide el número de unidades partidarias en que está dividido un sistema de partidos, según los votos obtenidos, de manera tal que a mayor número de partidos de un sistema se dirá que existe mayor grado de fragmentación electoral. Es decir, entre más partidos mayor distribución.
¿Será que esta posible fragmentación del voto beneficiaría realmente al Movimiento al Socialismo? Para el analista Carlos Cordero, en la fragmentación del voto, el factor más influyente es el ciudadano, dependiendo de la oferta electoral; si por ejemplo hay nueve partidos (como el caso de las elecciones de 2020), ya el sistema de partidos está fragmentado, pero es el voto ciudadano el que puede fragmentar, o concentrar, la votación.
“En este escenario 2020, yo creo que habrá tres grandes fuerzas que van a concentrar entre el 80 y 85% de los votos. Uno de ellos es el MAS ,que tendrá un 20, 25% más o menos; el segundo va a ser Carlos Mesa (no en el orden en que van a salir), con entre un 25 a 30%; y ahora Juntos, con Añez, Revilla, etcétera, que va concentrar igual de un 25 a 30%. Más audaz todavía, creo que quienes van a segunda vuelta, viéndolo hoy, son Mesa y Añez, pero de ahí ya no me animo a decir cómo votará la gente”, opina el analista.
El MAS será tercero, sentencia, porque para ese partido será muy difícil hacer campaña, ha sido desplazado del poder. “Arce es un mal candidato (le han dado un presente griego, 15 minutos de fama y después va a desaparecer porque no es político, es un tecnócrata), no tienen dinero; nadie va a invertir. El hecho de que Arce sea el tercero hasta le conviene a Evo Morales, porque dirá: ‘él ha perdido, yo no’. Y va a preparar su retorno”, analiza.
¿Es bueno para la democracia que tantos partidos aspiren a la silla presidencial?
Según el análisis de Cordero, la democracia es pluralidad, y cuando se empieza a poner restricciones a la pluralidad se está afectando una de las variables centrales de la democracia.
“La oferta puede ser mucha, pero depende del ciudadano, dónde concentra el voto. Eso es poder. Eso es democracia. Tres fuerzas van a concentrar el 85% de la representación política y solo el 15% se va a fragmentar”.
Cordero explica que hay dos tipos de fragmentación, una del sistema de partidos, que se nota en el número de candidaturas. En los dos procesos electorales antes de 2019 las candidaturas eran cinco partidos, “pero vinimos de un momento en el que tuvimos, 14, 18, bajamos a 10...”.
La otra, como se menciona más arriba, es la fragmentación del voto, donde el factor más influyente es el ciudadano, dependiendo de la oferta electoral.
“El sistema de partidos durante los gobiernos de Morales fue como un embudo, la idea apuntaba a un sistema bipartidista hegemónico por parte del MAS. El MAS en el centro, y pequeños partidos que no le hagan sombra. Esa es la fragmentación en el sistema de partidos, en la tienen mucho que ver las organizaciones, los liderazgos, las campañas”, explica.
La fragmentación no condena necesariamente al antimasismo
Para Carlos Fara, consultor político argentino, presidente de Carlos Fara & Asociados, el escenario depende de si se dan o no las condiciones para llegar a un balotaje; esto es, si con una fórmula donde no está Evo el MAS logra alcanzar el 40% y a partir de eso se dan o no las diferencias y las condiciones.
“No necesariamente significa que la fragmentación condena sí o sí a la oposición. Ya estuvo fragmentada la vez pasada y vamos a ver cómo se comporta el escenario ahora, porque tenemos por lo menos tres meses de campaña intensos y veremos qué estrategia lleva cada uno. En función de eso, la fragmentación puede ser formal o real, si finalmente a medida que pase el tiempo, buena parte del público opositor a Evo decide optar por algún candidato que pueda polarizar, en primera o en segunda vuelta, con el MAS”, sostiene Fara.
“Es cierto que, a priori, más oferta complica la situación de la oposición. La pregunta que siempre hay que hacerse es qué es lo que la mayoría de sociedad quiere que suceda; si la mayoría quiere que el MAS no permanezca en el poder, la polarización, sobre todo en segunda vuelta, es un problema para el MAS, independientemente de la fragmentación que la oposición tenga”.
Para este analista, se debe partir de un escenario teórico, de una fragmentación con personajes importantes; Camacho, Doria Medina, Mesa, la presidente Añez. En la primera elección estaba Mesa, lo de Ortiz quedó claramente muy por detrás; no estaba Doria Medina, no estaba Tuto. “Hasta que la opinión pública no termine de cobrar conciencia de cuál es la oferta y qué es lo que finalmente conviene en función de su voto estratégico, es muy difícil opinar cómo va a terminar impactando la fragmentación opositora”, sostiene.
Con respecto a la oposición al MAS, es siempre ideal que haya unidad para tener más fuerza, con una menor cantidad de opciones. “Cuando se presentan tantos candidatos, la pregunta es a qué están jugando; más allá de los egos personales, a qué le resultan funcionales y, por otro lado, tener en cuenta que se debe tener cuidado al armar un gran frente opositor para que no dé la impresión de ser una ‘bolsa de gatos’, donde se juntaron todos, pero después todos tienen opiniones muy distintas y eso hace perder credibilidad”.
Carlos Cordero ha realizado estudios de cómo los partidos partidos concentraban una cantidad determinada de votos.
“A veces se da mucha fragmentación en el sistema de partidos y el ciudadano también fragmenta el voto; en el pasado, antes de la época de Morales, había cinco partidos que concentraban hasta el 80%. Con Morales, lo que ocurrió es que dos partidos, tres exagerando, concentraban el 80% de los votos. El MAS tenía 50%, el otro partido 35, eso pasó el 2005; ya el 2009 se consolidó, eran dos partidos. Fuimos hacia esa especie de bipartidismo en el 89 y en 2014; Morales 63% y la oposición 25”, explica.
Cuando no hay fragmentación del sistema de partidos y no hay fragmentación del voto, el sistema casi va a un bipartidismo o a un monopartidismo, lo que se llama un partidismo hegemónico, o dominante; hay uno fuerte y uno pequeñito que no le hace mucha sombra.
“Eso también se nota en la representación política, cuando es un bipartidismo o hay un partido dominante, tienes dos tercios; un partido tiene el 50%, no necesita hacer pactos. El sistema de partidos, con la renuncia de Morales, con el exilio de Morales y con el MAS fuera del poder, ha generado un cambio; hemos pasado del bipartidismo a una tendencia de extención. De un partido dominante, como era el MAS, vamos a un pluripartidismo”, sostiene.
El MAS sale ganando en la elección para el Parlamento
Para el analista informático Edgar Villegas, las candidaturas en las próximas elecciones van a dividir el voto.
“Están arriesgando todo lo que se ha conseguido. Es prácticamente imposible que el MAS retome el poder porque perderían en segunda vuelta, pero debido a que todos se creen presidenciables, están haciendo un gran favor al partido azul porque van a fortalecer su bancada en el parlamento. Es probable que a pesar de obtener el 20 o 25% de la votación, debido al fraccionamiento, puede llegar a tener incluso mayoría absoluta en el parlamento. Si eso llega a pasar, no van a dejar gobernar al nuevo presidente, sea quien sea, y luego podrían retomar el poder en 2025”, dijo el Villegas en sus redes sociales.
“Resulta que ahora todos se creen presidenciables, sus intereses están antes que el bien del país. La lucha para derrocar al dictador le ha costado mucho al pueblo, varios han dado su vida; otros la hemos arriesgado y todo eso lo pueden echar por la borda”, agregó.
“En sus campañas utilizan las pititas y el quién se cansa como si fueran suyos, eso es del pueblo. Los candidatos dicen estar dispuestos a hacer un frente único, pero cada uno quiere que sea en torno a él; dejen de ser egoístas, piensen en la patria, todavía no hemos consolidado la democracia; para eso necesitamos unidad en estas elecciones para así desarticular al partido del fraude y ya el 2025 preséntense 20 candidatos si quieren”, reclamó el exterto en sistemas, que denunció el fraude en los comicios de 2019.
Al respecto, Cordero explica que las uninominales existen desde 1997; antes de Morales sí había mucha volatilidad del voto, que se da cuando nadie puede consolidar bastiones electorales, en cambio, llega el MAS y arrasa, en La Paz, que tenía 14 circunscripciones uninominales, las gana todas, durante tres procesos electorales. Y gana también Oruro y Potosí. Pero eso cambió en las elecciones de 2019, Mesa le ganó al MAS en las circunscripciones uninominales en La Paz; ya cambió una tendencia.
“En las uninominales hay un fenómeno, la brecha electoral: puede haber 9 partidos, pero el ganador es solo uno, en las uninominales se gana por un voto más. Es fácil pensar que la fragmentación favorecería al MAS, pero esa tendencia ya ha cambiado. Como tres grandes fuerzas concentrarán el 80% de la representación política, donde ganen en pluris también van a ganar la mayoría de los unis. Donde sí es difícil es en las zonas rurales y donde con seguridad ganará en MAS es en las circunscripciones especiales indígenas. El MAS gana en siete de las siete y gana con una cantidad de votos irrisoria”, opina Cordero.
Según el analista, mientras no estaba Jeanine Añez en carrera, era una competencia más o menos entre iguales, pero luego se desordena el tablero. “Va a concentrar un 25% del electorado, ¿por qué? porque tiene el aparato estatal de su lado”.
Según el criterio de Cordero, todos los candidatos están trabajando sobre la teoría del miedo: “La Jeanine va a hacer más fuerte al MAS y e MAS volverá. Por tu culpa va a volver el mas. Ese es el miedo”.
Evo Morales también trabaja el miedo; al decir que “la economía está en crisis; han deshecho todo lo que yo he construido”.
“Esa es la teoría del miedo; si no soy yo, quién. Me da la impresión que todos los bolivianos, a excepción de los militantes del MAS, hemos vivido una luna de miel con Jeanine, pero una vez que se lanza como candidata, no solo se despinta, sino que recibe el mensaje ‘ah! quieres jugar rudo? Vamos a jugar rudo’. La política es como un juego de contacto, como el fútbol”.