Medios Digitales

TSE, sin tiempo que perder - Editorial

Medio: El País

Fecha de la publicación: viernes 24 de enero de 2020

Categoría: Institucional

Subcategoría: Tribunal Supremo Electoral (TSE)

Dirección Web: Visitar Sitio Web

Lead

Ganar la credibilidad no depende tanto de la seguridad ofrecida por los cuerpos y fuerzas del Estado, sino por el propio manejo de sus instancias que haga el Tribunal. Las principales tienen que ver con la depuración del padrón, pero sobre todo, con el acertado manejo del software del cómputo y la entrega oportuna de los resultados en la misma jornada de la votación.


Contenido

Ganar la credibilidad no depende tanto de la seguridad ofrecida por los cuerpos y fuerzas del Estado, sino por el propio manejo de sus instancias que haga el Tribunal. Las principales tienen que ver con la depuración del padrón, pero sobre todo, con el acertado manejo del software

 

Ha pasado ya más de un mes desde que se conformaran los Tribunales Electorales, tanto el Supremo como los Departamentales, y con demoras, el calendario electoral está en marcha. La fecha fundamental es la del 3 de mayo, que es la cita clave para que los bolivianos depositemos el voto en las ánforas y acabemos con esta situación de interinidad que de seguro, no está beneficiando al desarrollo.

Por el medio hay otras fechas clave. Una de ellas, hoy, cuando se deben registrar las alianzas que pretendan concurrir conjuntamente en la cita electoral, y que aunque no develará todavía los nombres de los candidatos, sí dará muchas pistas al respecto.

En cualquier caso, lo que menos debería preocuparle al Tribunal Electoral es precisamente quienes son los candidatos, salvo, eso sí, que se confirme la candidatura de la Presidenta Jeanine Áñez, pues difícilmente podría seguir al frente del organismo Salvador Romero, nombrado directamente por ella como vocal y posteriormente elegido Presidente del Tribunal Supremo en Sala Plena.

El Tribunal Supremo Electoral tiene por delante la difícil misión de volver a hacer confiable un órgano que ha sido vilipendiado y maltratado durante demasiado tiempo – casi durante toda la historia del país – y sobre el que planearán todas las sombras de sospecha en este envite, precisamente por el amargo recuerdo de las decisiones tomadas.

La Presidenta Jeanine Áñez anunció el miércoles que se ha encomendado un operativo conjunto a Gobierno y Defensa para garantizar la normalidad en la jornada de votación del 3 de mayo, aunque precisamente no tiene nada de normalidad tener rondando a Policías y Militares en los colegios de votación. Tampoco es algo tan excepcional. El 20 de octubre también había militares en los colegios cumpliendo labores de seguridad. Fue raro aunque pasó sin más.

Los sucesos del 20 de octubre y siguientes han dejado numerosas lecciones, que pueden ser utilizadas para bien, pero también para mal

Ganar la credibilidad no depende tanto de la seguridad ofrecida por los cuerpos y fuerzas del Estado, sino por el propio manejo de sus instancias que haga el Tribunal. Las principales tienen que ver con la depuración del padrón, pero sobre todo, con el acertado manejo del software del cómputo y la entrega oportuna de los resultados en la misma jornada de la votación.

Los sucesos del 20 de octubre y siguientes han dejado numerosas lecciones, que pueden ser utilizadas para bien, pero también para mal. Resulta muy necesario, entonces, advertir de los riesgos y transparentar todos los procesos.

El informe de la OEA sobre la integralidad electoral hizo algunas recomendaciones sobre custodia que deberán ser tomadas en cuenta, pero sobre todo, se deberá acertar con la fórmula del software y todos los involucrados, y no pensar que alguna fuerza externa pueda solucionar cualquier problema.

De momento, todo está en análisis y evaluación, aunque los tiempos corren, y lo único confirmado parece ser el apoyo de la USAID en esa materia, una agencia estadounidense con todos los visos de duda y cuya imparcialidad está comprometida por la participación del partido que desde el Gobierno la expulsó.

El 3 de mayo debe ser limpio y sin dudas. Sin sospechas de ningún tipo. La frágil institucionalidad del país en este momento, está en juego.