El vocal del Órgano Electoral Plurinacional, José Luis Exeni, enfatizó que este organismo solamente hace “información y difusión de méritos” de los candidatos, sin pedir el voto a su favor. Esta es una afirmación de Perogrullo, porque presentar la imagen del aspirante, sus supuestos méritos y su plan de reforma judicial, es lo mismo que pedir que se vote por el presentado. Además en estas escenas o difusión, cada candidato se atribuye gran cantidad de maestrías, doctorados y hasta 2 o 3 títulos profesionales distintos. La juventud de una mayoría de ellos es escasa para haber dedicado tanto tiempo al estudio y titulaciones. La exageración en la que incurren hace evidente que nadie controla si es o no verdad tanto atributo de promoción.

Lo cierto es que a contramano de dichas afirmaciones, oficialmente el OEP ha preparado una artillería de propaganda (no se puede llamar de otra manera), a favor de los candidatos: “365 medios de comunicación, equipo especializado de Internet y redes sociales, 31 conversatorios con las y los candidatos, puntos de información, espacios públicos, materiales de comunicación interpersonal…”. En una elección cualquiera, los candidatos opositores no pueden alcanzar ni a una décima parte de semejante aparato, si acaso tienen suerte y posibilidades.

Como todas las leyes del Órgano Legislativo se dirigen a facilitar las conveniencias del Gobierno y a convertirlas en instrumentos al servicio de éste, previendo las circunstancias que puedan dificultar sus objetivos. La norma aplicable a las elecciones judiciales establece que solo se tabulará los votos válidos y no así los votos blancos y nulos. De este modo quedarán elegidos los candidatos con cualquier número de votos, como ocurrió en la anterior elección, es decir, serán posesionados aunque sean mínimos los resultados. Entonces se tendrá nuevamente magistrados sin legitimidad.

Premeditadamente forma parte de las entrevistas audiovisuales el plan de reforma judicial que proponen los postulantes para mejorar la administración de Justicia. Se trata de una propuesta irrealizable y ociosa porque los magistrados y jueces no tienen atribuciones en ese sentido. La reforma o reestructuración de la Justicia descansa únicamente en el Órgano Legislativo. Se la introduce para engañar al grueso del electorado y hacerle creer que los magistrados elegidos podrán acometer la aspiración colectiva de ver una mejor Justicia. La única misión del Órgano Judicial es ceñir sus actos a la Constitución, los Códigos y las leyes. Con ello tienen bastante.