Son los políticos, y sus asesores, los que cada mañana buscan una frase del día que “pegue” y que se convierta en titular, aunque a menudo no coincida con lo que la sociedad quiere escuchar y por tanto, con lo que el periodista oye. Las redes sociales les permiten vivir en ensoñaciones alejadas, porque los subordinados siempre dan la razón. Y moderan los comentarios.

Después de un intenso año electoral, que acabó de la manera que acabó, y en puertas de otro que se viene doblemente cargado, resultaría un buen momento para abrir las reflexiones y apartar vicios para concentrarse en el bien común. Pero nada parece apuntar en esa dirección.

La visita de la Presidenta Jeanine Áñez dejó noticias positivas para el departamento y para el país en una agenda eminentemente social, la cual también merece una reflexión. El anuncio, por encima de los demás, fue la modificación presupuestaria generada para elevar hasta el 10% el total de inversión en salud del presupuesto general del Estado, una vieja aspiración que puso contra las cuerdas al MAS y que se hace más necesaria que nunca ahora que el improvisado Sistema Único de Salud, con su Seguro Universal, pende de un hilo.

El Gobierno de Áñez está ante la oportunidad histórica de resolver algunos de los asuntos centrales del país, como su financiación autonómica, precisamente por su carácter de Transición

Además hubo becas, ítems de salud y compromisos productivos propiamente para el departamento de Tarija. Hubo también reuniones privadas con la Gobernación y la Alcaldía, donde seguramente se arrancaron algunos compromisos que deberán hacerse públicos. Faltaron seguramente algunas seguridades sobre temas tan propios de Tarija, como referencias a sus hidrocarburos y a sus fronteras.

El Gobierno de Áñez es el resultado de un hartazgo, del agotamiento de una forma de hacer política tan personalista, donde el poder acabó devorando los principios y pilares sobre los que se construyó ese mismo poder.

El Gobierno de Áñez está ante la oportunidad histórica de resolver algunos de los asuntos centrales del país, como su financiación autonómica, precisamente por su carácter de Transición y por la voluntad tantas veces expresada por la Presidenta de no ser candidata en la elección del 3 de mayo.

Tratar al Presidente como si fuera un rockstar es algo que se convirtió en normal con Evo Morales y que peligrosamente se viene extendiendo. Incluso entre alcaldes o ministros. Convertir una visita presidencial en una pulseada local está fuera del pudor institucional.

El 3 de febrero se definirán finalmente los nombres de los candidatos para las elecciones del 3 de mayo, y ese mismo día sabremos si Áñez es o no es finalmente candidata. A partir de ahí, la gestión se enfrentará de una u otra manera.