Medio: El Potosí
Fecha de la publicación: miércoles 15 de enero de 2020
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Se inició el ampliado con la lectura de una publicación donde don Tuto declara que ha resuelto postularse como candidato a la presidencia. Es una gran noticia para nosotros, dijo un dirigente; sin mover un dedo, ya estamos avanzando; a este paso quizá ni siquiera sea necesario hacer campaña. Antes, eran unos ocho los rivales, ahora parece que van sobrepasar la docena; hay más políticos presidenciables. ¡Qué suerte la nuestra! A más dispersión, más seguro se pinta nuestra victoria.
No es para sorprenderse tanto, dijo otro dirigente. Don Tuto es siempre así. Como se recordará, en las elecciones de 2014 recibimos un gran respaldo de él. Igual que ahora, su participación como candidato vino como anillo al dedo. Con su decidido apoyo, ganamos aquella vez holgadamente. Además, se mantuvo vigente los dos tercios en el Parlamento, el poder real que tantas ventajas nos ha dado. El Vice ha debido estar muy feliz, él decía que no es suficiente ser gobierno; hay que tener también el poder.
En este mundo de ingratitudes –dijo otra voz– no desaprovechemos la oportunidad de anotarnos en la lista de las excepciones. Tal vez hasta Ripley se anime a incorporar a la lista de las estupideces mayores. Además –añadió– lo de don Tuto puede ser una pauta de comportamiento ejemplar. No olvidemos que aún falta exhumar del pasado otros líderes y otros partidos que quisieran reivindicar su veteranía, como decía don Jaime Paz.
Ya era un poco tarde. El escriba que a cada rato bostezaba, tomó la palabra y propuso esta redacción. Atención hermanos, esta sería el texto: Primero, Señor don Tuto: por sus méritos relevantes de solidaridad con nuestra causa, desde hoy será considerado como un masista honorario. Segundo, recogiendo la decisión del ampliado, le expresamos nuestra más efusiva felicitación y gratitud por tan acertada como oportuna decisión que acaba de anunciar.
En el párrafo final del mensaje se instruyó que se incluyera esta invitación: “Venga por estos lares, señor don Tuto, sin ningún temor. Para usted, la republiqueta que gobernamos está abierta. Ni para usted ni para su gente en campaña habrá amenazas de envenenarlos o enterrarlos vivos; ya que, como está claro, ustedes son nuestros aliados; tampoco habrá la consigna de agarrarles a ch’utazos, como antes ordenaba el jefazo”.
Finalmente, se recomendó que por la vía más discreta posible se entregue en mano propia el mensaje a don Tuto, diciéndole de boca que no está obligado a dar respuesta. “Los hechos cuentan, tanto de su parte como de la nuestra. Ya se verá lo que aún haga por nosotros, y lo que nosotros haremos por usted”.