Medio: El Día
Fecha de la publicación: miércoles 15 de enero de 2020
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
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Evo Morales nunca miente cuanto se trata de estas cosas, solo lo hace cuando afirma que va a respetar las leyes o que no violará la Constitución. Siempre dijo que su intención era quedarse para siempre con el poder en Bolivia y nunca disimuló su desprecio por las normas y las instituciones democráticas.
Ahora, no solo está afirmando que está dispuesto a todo para recobrar su poder, sino que admite que un gobierno como el suyo solo podría haberse sostenido mediante las armas y lo que hicieron los militares fue simplemente no prestarse a esa ecuación macabra, lo que obviamente, no constituye un golpe de estado.
Es más, es probable que el plan belicista del cocalero y sus seguidores ya esté en marcha. No olvidemos que el Chapare sigue siendo terreno impenetrable para la ley y las fuerzas del orden y vaya a saber qué esconde la narco-dirigencia de esa zona o qué están tramando. Los recientes sucesos terroristas ocurridos en Senkata y en Sacava son suficiente prueba de que no hay broma ni exageración detrás de las palabras de Morales, cuyo retorno al país debe ser exclusivamente para rendir cuentas ante la justicia.
La ciudadanía, que todavía sigue con “las pititas” extendidas, no debe confiarse en quienes buscan victimizarse y tratar de reflejar una imagen de inocencia sobre lo que ocurrió en la política en estos 14 años. Tampoco es prudente darle todo el crédito al sector del MAS que hace algunos gestos de racionalidad, pero intenta descuidarnos a todos insistiendo en una ley que solo busca la impunidad del cocalero. Si no demuestran con hechos que no forman parte de los mismos planes violentos y desestabilizadores del prófugo y sus secuaces, se debe insistir en cerrarle el paso al MAS, hasta tanto no brinde evidencias de que no sigue siendo una organización criminal.
Como hemos comprobado en los últimos días, todavía existen muchos sujetos peligrosos dentro de sus guaridas. Seguramente hay muchos más y con toda seguridad ninguno de ellos está buscando cómo reinsertarse en la vida pública o privada con apego a las leyes o tener la decencia de colaborar con la justicia. Resulta inexplicable que se llame tolerancia a lo que solo tiene el nombre de impunidad y mucho más todavía dejarlos actuar con libertad para seguir haciéndole daño a los bolivianos. La democracia está para respetar a todos, menos a los que justamente solo buscan destruirla.
Si no demuestran con hechos que no forman parte de los mismos planes violentos y desestabilizadores del prófugo y sus secuaces, se debe insistir en cerrarle el paso al MAS, hasta tanto no brinde evidencias de que no sigue siendo una organización criminal.