Medio: El Deber
Fecha de la publicación: miércoles 15 de enero de 2020
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Y es porque esencialmente no son demócratas, como lo evidencia toda su práctica política, la intención de eternizarse en el poder, vía la personificación del poder, la manipulación ideológica de masas a través de la indianitud aimara y de los elementos y símbolos culturales de otras etnias existentes, muestran la corrupción moral, ideológica y la esquizofrenia social y política en la que inevitablemente terminaron, fueron víctimas de su propia ideología, fueron creyentes, dogmáticos, no científicos de lo social, aunque se daban ínfulas y apelaban permanentemente a las Ciencias Sociales “para darse la autoridad de la ciencia”; enfatizaron mucho, demasiado diría yo, en la fractura étnica, en la división social, en el odio racial y de clase entre indígenas y mestizos, envenenaron a la sociedad con este veneno y terminaron víctimas de su propio veneno.
Todo esto no quiere decir que la fractura étnica no exista, que no haya racismo y clasismo en la sociedad, ni que todo el sistema de partidos anterior a la irrupción del MAS no haya pretendido olvidar u obviar esta fractura étnica, social y cultural constitutiva de nuestra sociedad, y precisamente, usando esta bandera política en apariencia reivindicativa, el MAS logró proscribir el sistema de partidos, denunciándolos de racistas equivalió a declararlos herejes en el oscurantismo del medievo.
Este fue y es el núcleo ideológico del MAS, su identidad y marca política y lo seguirá activando en esta elección por que no tiene más que ofrecer, al cual el sistema de partidos no pudo oponerle o proponer una ideología superior, esto es, ofertar al mercado político, a la sociedad civil, una ideología que supere y subsuma la ideología del MAS. En este sentido y verificado ya por la experiencia empírica el MAS logró lo que definí en su momento como un “monopolio político” (Página Siete, Ideas, “Mercado y Monopolio Político” en línea) sobre una parte de la sociedad y a través de esto, el monopolio de toda la sociedad, ya que esta ideología quebró y sobre todo descalificó ideológica y moralmente a todo el campo político.
Ahora bien, la dupla Camacho-Pumari ha superado de hecho la ideología masista, ha unificado simbólicamente oriente y occidente, el mundo andino con el mundo de tierras bajas, lo indígena y lo mestizo, mostrando que no son necesariamente contradictorios sino complementarios, y vienen de la sociedad civil, que fue la que se movilizó espontáneamente sin dirección política, ojalá esta lucidez de la sociedad civil sea por fin acompañada de una superación ideológica e intelectual del campo político.