Medio: Opinión
Fecha de la publicación: viernes 20 de abril de 2018
Categoría: Representación Política
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Evangélicos en política

El “giro a la derecha” en América Latina se ve acompañado y
fortalecido por la creciente influencia de evangélicos conservadores. La
misma asume tres formas: 1) Evangélicos en cargos públicos; desde la
Presidencia (Guatemala), hasta los parlamentos, pasando por altos cargos
ejecutivos. 2) Una segunda forma son los partidos de carácter
confesional. 3) La forma más nefasta y efectiva son organizaciones de
influencia política y movilización masiva, aliados a sectores
integristas católicos, que se expresan en los “movimientos provida y
profamilia”, presentes en casi todos los países de la región, incluido Bolivia.
Esta
influencia política, sin embargo, no es nueva. Se hizo visible ya desde
1982 con el “primer presidente evangélico” en América Latina, el
dictador guatemalteco Efraín Ríos Montt.
En solo 15 meses de su
corto gobierno, fue culpable de la matanza de miles de indígenas y de la
violación de los derechos humanos de gran parte de la población.
En
su “guerra santa contra el comunismo ateo” no dudó en legitimar su
régimen del terror con su fe evangélica. Y es que Ríos Montt, quien
murió impune hace pocas semanas, se veía a sí mismo como un “guerrero de
Dios”, envuelto en un conflicto sobrenatural de las fuerzas celestiales
contra Satanás, que quería corromper su nación a través del comunismo.
Hoy
las cosas no son muy diferentes. La mayoría de los evangélicos
conservadores en política son parte del movimiento neopentecostal, como
el dictador guatemalteco. Ahora la “guerra santa” es contra la
“ideología de género”.
Y, en esta guerra, lo que menos importa
son los derechos humanos. Se trata de defender a la “familia natural” y
la “vida desde la concepción” contra el “marxismo cultural” y el
“feminismo”, utilizados por Satanás para destruir nuestra sociedad. Para
ello, los evangélicos conservadores se aliarán con “quien sea”. Desde
los líderes de “izquierda” como en México y Nicaragua, hasta las fuerzas
de extrema derecha como en Brasil, Colombia, Chile, Perú, etc.
La
historia enseña que cuando se vive la política como una “guerra santa”,
los que siempre salen ganando son “los demonios” de la intolerancia, la
discriminación y la dominación jerárquica. ¡Que Dios nos libre de los
evangélicos conservadores en política!