Medio: El Deber
Fecha de la publicación: lunes 13 de noviembre de 2017
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Democracia representativa
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Con un nuevo récord cuando cumpla 12 años de gobierno, el presidente Morales se encamina a otra marca: la de presidente más empeñado en un cuarto mandato y, si fuera posible, llegar al quinto y al sexto. En el camino para el nuevo empeño está un plebiscito con nombre de elecciones judiciales. Al amparo de las elecciones del 3 de diciembre, la población le dirá sí o no a su gestión reeleccionista, ya repudiada en un primer intento a comienzos del año pasado.
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Bajo la mirada sospechosa de muchos países, el presidente ha enganchado el conjuro que él mismo describió y ahora parece a todo vapor: Se le mete nomás.
A solo semanas del dictamen sobre la legalidad de una nueva reelección, pocos esperan que el Tribunal Supremo de Justicia vaya a desairar el ímpetu reeleccionista del presidente y la cúpula de Gobierno. Al parecer ante un eventual desaire a través de votos nulos, el vicepresidente anunció que la próxima carta será el llamado a una modificación de la Carta Magna para costurarla a medida de los gobernantes. Una opción siguiente sería la renuncia del presidente para decir borrón y cuenta nueva y volver a comenzar una ronda reeleccionista desde cero.Algunos analistas ven en el empeño reeleccionista el propósito de garantizar cierta inmunidad para irregularidades durante la serie de mandatos, incluso una revisión meticulosa de la administración de los recursos obtenidos en los años de las vacas gordas, cuando fueron acumuladas reservas monetarias gigantes ahora en declinación. El hotel Las Américas figura entre los mayores desafíos para el presidente. A cerca de nueve años de ocurrido el episodio sangriento que lo originó, aún repercute la admision pública de que él impartió la orden de invadir el hotel. Al margen de quiénes ejecutaron la orden, a su cargo están anotados los resultados: tres muertes y persecución de decenas de líderes orientales. Igual espinoso resultará explicar decisiones ejecutivas como la planta de Bulo Bulo, muy cerca del Chapare y las plantaciones de coca y lejos de la frontera por donde se exportarían úrea y fertilizantes.
Un riesgo del continuismo es opacar logros sociales, ignorados bajo la obsesiva propaganda reeleccionista. Otro factor no buscado es inyectar vida a la oposición, estimulada para mantener y buscar posiciones unísonas. El costo reeleccionista puede ser muy alto, como también quedar inerme cuando el péndulo llegue al extremo opuesto.