El lluvioso domingo comenzó con el informe de auditoria de la Organización de Estados Americanos (OEA). En sus hallazgos preliminares señalaba que en los cuatro elementos revisados (tecnología, cadena de custodia, integridad de actas y proyección estadísticas) se encontraron irregularidades. “El equipo auditor no puede validar los resultados de la presente elección, por lo que se recomienda otro proceso electoral”, concluía el documento. 

Acto seguido, Morales convocó a nuevas elecciónes con un nuevo Tribunal Supremo de Justicia, sin descartarse de participar y tildando el informe de “político y no técnico”, pero el llamado no tranquilizó ni detuvo a las movilizaciones. La situación se agravó con una seguidilla de renuncias de diputados, senadores, viceministros y ministros, que sumaban 15 hasta el mediodía.

Ello junto con la emboscada que había sufrido una caravana de mineros y estudiantes que se dirigía a La Paz a acompañar al presidente del Cómite Cívico Pro Santa Cruz, Fernando Camacho, a entregar la carta de renuncia al hasta entonces presidente, mantenía en una permanente tensión a la ciudadanía que se mantenía expectante en las calles. 

En Cochabamba, a pesar de las fuerte lluvia, la población mantenía sus puntos de bloqueo. Estaban expectantes sobre la situación que se desarrollaba y prometía un transcedental desenlance. Los principales puntos de paro fueron sostenidos en las intersecciones de la calles Ayacucho y Heroínas y 6 de Agosto y Panamericana y en la plaza de las Banderas. 

Las personas que se encontraban haciendo resguardo al UTOP como resultado del motín policial del viernes, armaron un toldo para protegerse de la lluvia y seguir con sus exigencias. Mantenían alerta a la ciudad lanzado petardos y con el presentimiento argumentando de que la renuncia estaba cerca. 

La presión y acorralamiento hacía Morales se acentuó aun más con los pedidos de  renuncia del director de las Fuerzas Armadas Williams Kaliman, repetidas por el dirigente de la Centra Obrera Boliviana (COB) Juan Carlos Huarachi y la Defensoría del Pueblo. Del mismo modo, la Fiscalía General del Estado comenzó con la aprehensión de los implicados en el Tribunal Supremo Electora, con la detención de vocales electorales, incluido, en la noche de la presidente Maria Eugenia Choque. 

Aproximadamente a las 16:00, la UTOP convocó a la prensa para hacer una quema simbólica de la bandera wiphala, rechazándola al indicar que era un símbolo del MAS. “El tricolor, el rojo, amarillo y verde nos representa, ese es nuestro símbolo, no este que se nos ha impuesto”, gritaban los policias amotinados. 

En un pronunciamiento, exigen la destitución del Director Nacional de la Fuerza Especial de la Lucha Contra el Narcotráfico, así como del Comandante General de la Policía y el Subcomandante. Así como el cambio de destino de varios coroneles. 

Al promediar las 17:00 horas, Morales anunció su renuncia junto con la de García Linera. Lo que siguió fue jolgorio y alborto en las calles. Desde la UTOP, los policías salieron rumbo a la plaza 14 de Septiembre donde se arrodillaron y oraron agradeciendo “el fin de la violencia en el país”. 

Ciudadanos salieron a la calles en caravanas en un exacerbado festejo. La conmemoración llegó hasta las lagrimas. Se vio una marea de banderas en la plaza de Cala Cala. El ruido se hacia presente con bocinas, petardos, gritos y cánticos. “Somos uno. Todos somos hermanos. Somos libres” se escuchaba en coro.

La celebración llegó a sus exceso cuando un grupo de 20 personas intentaron saquear la agencia de Toyosa ubicada en la avenida América. Se registraron agresiones al transporte público que comenzó a circular finalizada la tarde. 

La casa de Evo Morales en Cochabamba fue destrozada. Vándalos interrumpieron en la edificación causando daños en los muebles, cuadros y paredes

En las ciudades de El Alto y La Paz se reportaron tomas, saqueos y gasificaciones en diferentes zonas e instituciones, según informó Urgentebo. Del mismo modo grupos de choque afines al MAS atacaron y quemaron al menso 15 buses Pumakatari en La Paz.