En una entrevista publicada en el Clarín, el sociólogo calificó “desde una definición técnica” de golpe de Estado lo sucedido en Bolivia. “Cuando el alto mando del Ejército le sugiere al presidente que renuncie, eso es un golpe de Estado”, sostuvo.

Morales enfrentó un prolongado paro cívico, al que se sumó el motín policial y la sugerencia del Alto Mando militar de dimitir a su cargo. Todo ese se dio en medio de denuncias de fraude electoral tras las elecciones del 20 de octubre.

“Hay algo que nunca se solucionó durante los años en que Evo estuvo en el poder, y es la fractura étnica. Gente que conozco bien, intelectuales de izquierda de clase media alta que estudiaron conmigo en EE.UU., que no soportaban a las cholas en el poder. No solo a Evo Morales, en tanto alguien de extracción indígena en el poder, sino el hecho de que hubiera cholas en puestos de alto rango en el gobierno”, sostuvo el académico que estuvo en La Paz en 2017.

Más que Estados Unidos, consideró que Brasil de Jair Bolsonaro jugó un papel “preponderante” en lo ocurrido en Bolivia, sumado a la fuerte presencia evangélica y a una Santa Cruz, epicentro del conflicto, más articulada históricamente a Brasil.

Frente a la actual situación, planteó dos caminos: Nuevas elecciones con participación de Morales y la otra del caos.

“No solo porque Bolivia está dividido por la mitad (hubo más de un 40% de la población que votó por Evo), sino porque esas dos mitades tienen características étnicas y sociales muy definidas. Indios y pobres, blancos y ricos. Así de claro. Y la reconciliación nacional de esos sectores no se puede hacer imponiéndoles una salida. Elecciones, pero sin Evo Morales, por ejemplo. Eso es una dictadura”, sostuvo. (17/12/2019)