Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: domingo 15 de diciembre de 2019
Categoría: Organizaciones Políticas
Subcategoría: Renovación dirigencias
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Por el MNR pasaron, desde 2002, cinco
candidatos; pero otros partidos, como la UCS, PDC y el propio FRI,
también ofrecieron sus siglas a personalidades que no militaban en sus
filas para presentarse a los comicios.
¿Por que ocurrió, y ocurre, este fenómeno? Según el abogado constitucionalista Williams Bascopé, “esta es una situación vergonzosa en la política boliviana y parte de la culpa la tiene el MAS al aprobar la Ley de Partidos Políticos que ha obligado ahora a ir a elecciones solamente con partidos y ya no con agrupaciones ciudadanas”.
“Hemos retrocedido; hace 15 años hubo una gran conquista para evitar estas situaciones. Hay pequeños partidos políticos que ahora están haciendo alianzas convenientes para salvarse, pero también quieren poner a disposición su partido, que es una licencia para poder participar en política, a varios interesados, y a eso se prestan cuotas de poder, negociaciones oscuras, incluido el tema de dinero; ya lo toman como una forma de negocio y ya no como la política al servicio de los intereses del país”, opina.
En el mismo sentido, el analista Roger Cortez señala que esta situación, que se produce desde algún tiempo atrás, no ha hecho sino generalizarse e intensificarse, como sucedió en las elecciones del 20 de octubre pasado.
“Los resultados señalan que estamos viviendo en una democracia sin partidos. Si se toma en cuenta que el MAS, más que un partido es una coalición de dirigentes y organizaciones sociales, y el segundo en votación, el conglomerado que llevó a Carlos Mesa a la candidatura tampoco es un partido. Todos los otros se encuentran en esa condición de siglas en alquiler, es decir, estructuras vacías de militancia, de ideario y contenido, porque han quedado reducidos, históricamente a través del tiempo, a siglas que se emplean comercialmente”, sostiene Cortez. Estamos frente a un fenómeno histórico, agrega, en la forma de organización política; académicos y comentaristas pontifican que no es posible la existencia de democracia sin partidos. En múltiples espacios se ha presentado este proceso de pérdida de representatividad, de presencia y particularmente de capacidad de proponer horizontes; proyectos nacionales.
“A principios del siglo XX, Max Weber ya caracterizaba a los partidos como grupillos de individuos que giran en torno a fuerzas parlamentarias hace más de un siglo. Después de este trayecto, hay un debilitamiento de esta forma de expresión, sin que hayamos logrado consolidar formas alternativas”.
Para Cortez, en el país hay un desgaste de todas estas organizaciones que en algún momento tuvieron un papel más o menos significativo en la vida nacional; lo han perdido y no se han creado nuevas estructuras de esa naturaleza.
“El partido es, en el imaginario común de la gente, una escuela de bandoleros, donde se premia al oportunista, al arribista y a aquellas organizaciones, como el MAS, que no terminan de ser partido, finalmente los imitan, rápidamente, actuando en esa tradición”, opina.
El MNR bajo ataque del MAS
¿Qué sucede, en realidad? Para tratar de comprender este fenómeno hay que conocer cómo piensan los protagonistas desde sus plataformas políticas.
Luis Eduardo Siles, jefe en ejercicio del MNR sostiene, en primer lugar, que hay que poner esta situación en contexto.
“Llevamos 14 años en los que prácticamente estaba judicializada toda actividad político partidaria; 14 años en los que el señor Morales nos echó la culpa, en especial al MNR, de todos los males del universo. El chivo expiatorio principal eran los partidos tradicionales y dentro de ellos, el MNR. Él suprimió el financiamiento estatal que se proveía a los partidos, judicializó a nuestros dirigentes, inventó una narrativa sobre octubre de 2003, que es absolutamente falsa y nos hizo la vida imposible con todo lo que pudo”, dice Siles.
El dirigente explica que la candidatura de Virginio Lema en las últimas elecciones en filas del MNR fue resultado de una división en el seno del partido.
“La misma gente del partido hizo un trabajo de sabotaje con nuestro candidato natural, que era Víctor Hugo Cárdenas. Las propias divisiones dentro del partido hicieron que Cárdenas vaya con otra sigla. Y el resultado fue un desastre para ellos y para nosotros. Lamentablemente, esa lógica de división y de confrontación del propio partido llevó a esa situación”, afirma.
También se barajó el nombre de Tuto Quiroga y del propio Siles, como jefe del partido.
“Pero hubo más voces de crítica y de disconformidad que de apoyo; entonces, cuando ya estaba por vencer el plazo, la gente en Tarija propuso a Virginio Lema y que este señor tenía los recursos y la asesoría necesarios para emprender la campaña. Y bueno, ganó esta opción, una apuesta arriesgada que hicimos, en la que el resultado tampoco se puede saber con precisión, porque decir que sacamos pocos votos sería avalar que no hubo fraude y hubo fraude. Eso hay que decirlo, hubo fraude”.
Pasado Lema y el fraude, se vienen elecciones en 2020, para las que el MNR ya ha creado una alianza que será liderada por el cívico cruceño Luis Fernando Camacho.
“La oferta del señor Camacho de hacer una alianza nos pareció atractiva porque es el momento de aliarse para evitar que vuelva el MAS. Estamos conscientes de nuestras limitaciones y tenemos que darnos el tiempo para reconstruirnos, reinventarnos y reconstruir también el propio sistema de partidos. La idea se planteó, pero no es un apoyo solo a la persona de Camacho, es la conformación de una alianza, donde ya están cinco partidos. Nosotros somos uno de esos cinco partidos”, explica