Lo cierto es que Copa, en las últimas semanas, ha ganado liderazgo en el ala concertadora del MAS, permitiendo la convocatoria a elecciones generales y dando mensajes de paz, antes que de confrontación. Por el contrario, Salvatierra apostó, desde el primer momento, al regreso de Evo y luego buscó la aprobación de una ley de inmunidad.

Salvatierra parece no entender que Bolivia vive un nuevo tiempo, en el que se trabaja para afianzar el cauce democrático que se había perdido. Por otro lado, parece no entender que la “disciplina partidaria” a la que hace referencia no es sinónimo de ciega obsecuencia y su actitud tiene un tufillo discriminatorio contra Copa.