Medio: Correo del Sur
Fecha de la publicación: domingo 08 de diciembre de 2019
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Democracia representativa
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Hoy, el escenario es distinto. En el pasado, después de la
recuperación de la democracia, no solo los partidos políticos eran los
principales actores en la pugna por el poder, sino que las reglas para
llegar a él eran otras.
Con la Constitución de 1976, por ejemplo, si ninguna de las fuerzas políticas conseguía la mayoría absoluta en las urnas, era el Congreso el que elegía al nuevo Presidente, lo que obligaba a los partidos más votados a conformar pactos o coaliciones.
Con la actual Constitución, si ninguna de las fuerzas políticas consigue la mayoría absoluta en primera vuelta, se celebra una segunda vuelta electoral, donde el candidato de la fuerza más votada es proclamado como nuevo Presidente.
Es decir, hoy no es necesario conformar una coalición para elegir al Presidente, pero sí para asegurarse gobernabilidad y estabilidad política.
¿Eso obligaráa volver a la democracia pactada? “Lo que estamos viviendo es un cambio de época. Con esto quiero decir que se abre una etapa, que no solo puede durar cinco años, sino mucho más; época, o era, como quieran llamarlo, en la que se va a reconfigurar la democracia”, avisa Germán Gutiérrez, analista político y docente de la Universidad San Francisco Xavier.
Después de las dictaduras, los partidos se vieron obligados a generar pactos. Ninguno pudo superar o alcanzar la mayoría absoluta. Ese periodo, de hecho, lo inauguró el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), con Víctor Paz Estenssoro, que se alió con Acción Democrática Nacionalista (ADN) para llegar al poder (1985-1989), acuerdo que se llamó “Pacto por la democracia”, según “Democracia Impactada”, del exvocal electoral José Luis Exeni, una investigación que analiza, precisamente, el periodo de la democracia pactada en el país.
Después llegaron el “Acuerdo Patriótico” (1989-1993), con Jaime Paz Zamora, del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), que selló un acuerdo con ADN; el “Pacto por la gobernabilidad y el cambio” (1993-1997), con Gonzalo Sánchez de Lozada (MNR), que se alió con Unidad Cívica Solidaridad (UCS) y el Movimiento Bolivia Libre (MBL); el “Compromiso por Bolivia” (1997-2002), con Hugo Banzer Suárez (AND), que pactó con UCS, MIR y Condepa (Conciencia de Patria), y el “Plan Bolivia” (2002-2007, aunque se interrumpió en 2003), con Sánchez de Lozada (MNR), que se alió con el MIR y UCS, cuyo pacto incluyó después a la Nueva Fuerza Republicana (NFR)