Medio: La Razón
Fecha de la publicación: jueves 12 de diciembre de 2019
Categoría: Órganos del poder público
Subcategoría: Asamblea Legislativa Plurinacional
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Resulta imprescindible que las seis personas elegidas sean equidistantes respecto a las fuerzas políticas
La Razón (Edición Impresa)
00:00 / 11 de diciembre de 2019
Como fruto de la Ley de Régimen Excepcional y Transitorio, se dejaron
sin efecto legal los resultados de la votación del 20 de octubre, se
dispuso la realización de nuevas elecciones generales y se encaminó la
elección de vocales del TSE y de los nueve Tribunales Electorales
Departamentales. Este gran paso, que contribuyó a la pacificación del
país (a reserva de la aún pendiente y necesaria garantía de derechos),
fue posible gracias a la destacable voluntad política del MAS y del
nuevo oficialismo.
En esa ruta, también por acuerdo de las bancadas legislativas, se aprobaron los reglamentos y convocatorias para la elección de vocales nacionales y departamentales. En este último caso, previa selección de ternas en las asambleas departamentales. En general, hubo una respuesta abundante de postulantes, que hoy aspiran a reconstituir el Órgano Electoral Plurinacional y, de manera inmediata, organizar los comicios previstos para abril de 2020. No es tarea fácil.
En relación al TSE, luego de la verificación de requisitos, que dejó fuera a 136 personas, sigue la fase de impugnaciones. Los que queden se habilitan para la calificación de méritos, y tras este filtro, se publicará la lista de quienes van a entrevista. De ahí saldrá la lista de las y los postulantes que pasan a la sesión de la Asamblea Legislativa Plurinacional, del 18 de diciembre, que debe elegir a seis vocales: tres mujeres y tres hombres, de los cuales dos deben autoidentificarse como indígenas.
Estamos, entonces, ante un camino complejo no solo por el elevado número de postulantes, sino también por los plazos tan cortos. Pero sin duda la parte más difícil será la negociación política entre las bancadas para elegir a las nuevas autoridades electorales. Se espera, por supuesto, que se elijan a las y los “mejores” para un cargo de alta especialización y responsabilidad. Pero eso es una generalidad. Los mejores no siempre son los más populares o conocidos; y viceversa. Ojalá se privilegie la idoneidad.
Si asumimos que los vocales del TSE deben convocar a elecciones 48 horas después de su posesión, es deseable y necesario que las nuevas autoridades no solo cumplan requisitos formales o muestren más o menos méritos en papel. Resulta fundamental que también tengan experiencia. Y dado el actual escenario de polarización, resulta imprescindible que las seis personas elegidas sean equidistantes respecto a las fuerzas políticas, y que no hayan adelantado criterio condenatorio contra ninguna de ellas.