Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: sábado 30 de noviembre de 2019
Categoría: Institucional
Subcategoría: Tribunal Supremo Electoral (TSE)
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La mandataria Jeanine Añez, usando su atribución de nombramiento de un delegado del Tribunal Supremo Electoral, eligió en ese puesto a Salvador Romero Ballivián, un conocedor del tema, además de expresidente del ente electoral precisamente en los comicios que dieron por ganador a Morales en las elecciones de diciembre de 2005.
Romero Ballivián es sin duda el boliviano más calificado en temas electorales. Además de ser un especialista, es una persona honesta y que goza de amplio reconocimiento. En ese sentido, implica un gran contraste con los delegados designados por el expresidente Evo Morales, que estaba interesado no en generar un sistema transparente de elecciones, sino de manipular, en todo lo que sea posible, los resultados. En 2015 nominó a Lucy Cruz, una simpatizante masista que cometió abusos contra el personal de carrera del TSE, además de manipulaciones en favor de Morales en el resultado electoral del pasado 20 de octubre, por ejemplo el haber ordenado la suspensión de la entrega de resultados del TREP. En 2010, Morales designó a Wilfredo Ovando, otro adherente masista que cometió arbitrariedades enormes, junto con sus colegas, en los procesos electorales.
El Legislativo tendrá ahora la tarea de elegir a los otros seis vocales del Tribunal Supremo Electoral y los de los tribunales departamentales, y todos ellos deben ser personas honorables y destacadas en sus respectivos campos. En el Órgano Electoral se necesitan vocales que tengan habilidades en el tema informático, comunicacional, del derecho, etc.
La buena práctica de contar con personas apartidistas, capaces y honestas en los entes electorales duró hasta 2010, cuando el MAS finalmente tuvo la mayoría congresal suficiente como para designar en esos cargos a sus simpatizantes.
Una década después se abren esperanzas de recuperación plena de la democracia boliviana.
En Bolivia, gracias a trascendentales
acuerdos políticos, se eligió una corte de “notables” en 1991, presidida
por Huáscar Cajías. Ella contrastó con la anterior “banda de los
cuatro”, que había ayudado a cometer irregularidades en los comicios de
1989.