
Dirigentes alteños marcharon y pidieron justicia por las ocho muertes ocurridas el pasado martes durante los enfrentamientos contra las fuerzas combinadas del Ejército y la Policía que resguardaban un intento de toma y destrozo de la planta de YPFB en Senkata. Ayer, la marcha con más los féretros intentó llegar a la plaza Murillo para exigir la renuncia de la presidenta Jeanine Áñez, sin embargo fue gasificada en su intento. El Gobierno intentará hoy instalar una mesa de diálogo.
La dirigencia de una de las Fejuves de El Alto, a la cabeza de Fernando Condori, pidió justicia para los fallecidos, cuando –según sus palabras– la planta de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) fue atacada por “infiltrados y no así el pueblo alteño”.
Condori, que asumió el cargo recientemente, dijo que los alteños fueron "masacrados" por las Fuerzas Armadas, "solo por bloquear". Recalcó su pedido de justicia y pidió que el Estado se haga cargo de las muertes.
El dirigente aseguró que quienes incitaron a la violencia en Senkata fueron infiltrados que deben ser juzgados. Reveló también que "vándalos infiltrados" aprovecharon el caos para atacar la casa de la familia de la alcaldesa Soledad Chapetón. Negó que el pueblo alteño haya protagonizado dichos actos de violencia.