Medio: Los Tiempos
Fecha de la publicación: lunes 04 de noviembre de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Reescribir la historia en democracia
Tenemos que repensar el funcionamiento de nuestra democracia, puesto que la posibilidad de fraude ha abierto una herida profunda que tiene que ser sanada en su origen, en sus manifestaciones y en sus secuelas. Se ha desconfigurado la forma de gobernabilidad con una fisura que afecta el pacto social, modificando las condiciones de gobernabilidad en el país, en todas sus direcciones. La hegemonía tiene que abrirse a las alteridades.
El estilo de gobierno que pudo controlar verticalmente los distintos poderes del Estado está obligado ahora a tomar decisiones mediadas por el debate y los consensos en el Legislativo.
El control horizontal, que garantizaba un entorno monopólico de organizaciones afines, tiene que abrir sus compuertas a las ciudadanías que exigen respeto de su voto. Además, se ha puesto en escena otra relación, transversal, con la presencia de las juventudes que han irrumpido en la vida política desde la radicalidad de su comprensión de la vida, como un espacio de ejercicio de todos los derechos. No existe otra fórmula que no sea el diálogo para construirnos en democracia.
En un momento en el que estamos tambaleándonos en los márgenes de la intolerancia, son necesarias medidas urgentes que empiezan por un elemento básico: voluntad política para reescribir la historia que nos ha puesto en una coyuntura crítica.
Tuvimos la posibilidad de una segunda vuelta, pero quedó enterrada por la intolerancia. La auditoría que podía haber sido una posibilidad de solución se convirtió en parte del problema, porque se está desarrollando con un Tribunal Supremo Electoral cuestionado y con una victoria proclamada, antes de haberse esclarecido el motivo central de la propia auditoría, que es determinar la existencia, o no, de fraude. Así como está, es una chambonada histórica.
Hemos privilegiado el camino que abona la confrontación. Ese camino hecho de amenazas que van desde la convocatoria al cerco de las ciudades para desabastecerlas de alimentos, hasta el corte de suministro de agua. Ese camino hecho también de ambiciones desestabilizadoras. Un camino que repone en el discurso desencuentros étnicos que estábamos ya superando. Se está imponiendo el camino catastrófico con expresiones de violencia que han cobrado ya dos vidas, dos centenares de heridos y varias decenas de presos.
Podemos volver al camino del entendimiento con la ciudadanía movilizada pacíficamente. Tenemos que escuchar los sentidos que se construyen en los cabildos, en las esquinas bloqueadas, en las canciones, en las caminatas, en las consignas, en los empecinamientos por la democracia. Sin que nadie se canse, ni se calle, sentipensando desde nuestra identidad de pueblos solidarios la esencia de la vida en armonía.
Necesitamos reinventarnos siguiendo el camino de la convivencia, cuyo primer paso consiste en la voluntad política para la anulación de las elecciones del 20 de octubre y la convocatoria a otras nuevas que nos devuelvan la esperanza. Primero está Bolivia.