Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: viernes 01 de noviembre de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Desde que el presidente Evo Morales avaló el cerco a las ciudades que sectores campesinos desean realizar, el país entró en una fase más seria de confrontación y tensión. Es insólito que el Presidente, que se supone gobierna para todos los bolivianos, amenace con acciones contra las ciudades, que en todo caso tienen la mayoría de la población, y se regodee diciendo “a ver si aguantan”.
Esa declaración del Presidente, que luego fue seguida por otra, del vicepresidente Álvaro García Linera, que pidió a los afectados por los bloqueos que “se organicen”, dio la tónica para los sucesos de los últimos días, en los que grupos de choque del oficialismo han agredido a vecinos que realizaban bloqueos pacíficos fundamentalmente en La Paz, Cochabamba y Santa Cruz.
En esas ciudades, mineros, algunos de ellos aparentemente “disfrazados”, transportistas, comunarios y otros simpatizantes del Gobierno han agredido a los vecinos en algunos casos de manera brutal. Ya se han registrado dos muertos y decenas de heridos, algunos de ellos a bala, aunque la mayoría ha sido debido a las pedradas recibidas.
Aunque el presidente Evo Morales comenzó a bajar la guardia y pidió a todos los movilizados que hagan una pausa en las protestas hasta que concluya la auditoría de la Organización de Estados Americanos (OEA), la tensión es aún muy grande y las heridas por los discursos confrontacionales y polarizadores no han sido aún superadas.
Evo Morales admitió también que los simpatizantes y militantes del MAS “rebasaron” al Gobierno en su empeño en defender el proceso de cambio, y es por eso que están en las calles realizando marchas y manifestaciones.
Es lamentable: la retórica agresiva por supuesto que no puede ser fácilmente revertida y aquello genera una peligrosa inquina y exacerba los ánimos de todos los bolivianos, que no tienen por qué ser divididos en bandos y menos llamados a enfrentarse por defender el poder político de unos u otros.
La irresponsabilidad del Gobierno en este sentido ha sido increíble: alentar estas muestras de confrontación y amedrantar señalando que defenderá “el proceso” casi a costa de la mitad de los bolivianos no le ha ayudado ni le ayudará a resolver el actual momento de rebelión que vive el país.
Al contrario de lo que el Presidente opina, es posible que más bien la situación se salga de control y la violencia siga creciendo; entonces serán Evo Morales y su gobierno los responsables de lo que suceda, porque son ellos quienes están llamados por la Constitución y las leyes a mantener la unidad y la paz en el país.
Azuzar a que ciertos grupos actúen contra otros es inaceptable, pero condice con la mentalidad autoritaria y poco democrática de esta gestión. A eso se debe agregar que Raúl García Linera, el hermano del Vicepresidente, es quien dirige en persona a los grupos de choque del masismo.