Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: viernes 01 de noviembre de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Las redes se han llenado de memes alusivos al curioso nuevo bautizo e incluso han salido a la palestra algunos parlamentarios, de ambos bandos, marcando posiciones ante lo que -dicen- es un acto de discriminación y racismo.
Como suele ocurrir, las formas se han impuesto al fondo y la polémica se ha desatado alrededor de lo superfluo, dejando de lado lo central. En la burla y el jolgorio por el nuevo nombrecito de Evo Morales, hemos pasado por alto el motivo y el contenido de la llamada telefónica.
La llamada de Evo Morales a Nicolás Maduro era para felicitarlo y hacerse copartícipe de la victoria del régimen venezolano en la operación que impidió el ingreso de ayuda humanitaria. El Presidente de Bolivia estaba llamando a Nicolás Maduro para compartir el crédito de una jornada de represión sangrienta que dejó un saldo de muerte y cientos de heridos, como producto de la decisión de no permitir el ingreso de ayuda a un país que sufre una crisis humanitaria de dimensiones dantescas.
Y algunos están afanados en rasgarse las vestiduras por el mote de Gran jefe indio del sur.
“La victoria nos pertenece”, le ratificaba Maduro a su amigo Evo, en vivo y en directo, antes de despacharse un tuit en el que blandía a los cuatro vientos la llamada de su hermano “…en apoyo y respaldo por la heroica batalla que estamos librando en unión cívico-militar contra la injerencia imperial”.
El mundo entero, y entre ellos la inmensa mayoría de los bolivianos, vimos espantados las escenas de ese acto horroroso de violencia e indolencia, y Evo Morales lo aplaudió, sintiéndose, además, coautor y partícipe moral de la operación.
A mí me parece que eso es bastante más grave que lo del jocoso apodo, tanto para nosotros como para el gobierno y para el Presidente Morales. Para los bolivianos, porque asumo que compartimos la indignación de que nuestro Presidente nos arrastre a ser parte de un acto de barbarie condenado internacionalmente.
Y para Evo Morales, porque tener que cerrar filas de manera tan indigna por un amigote dispuesto a despedirse del poder masacrando y matando de hambre a sus ciudadanos, es sin duda un costo enorme.
¿O pensará Morales que alguien acá o afuera, aparte de los amarrahuatos que lo rodean, creen el cuento de que Maduro es un ejemplo democrático naufragando irreversiblemente a causa de las conjuras del imperio?
Sacar cara por un tirano impresentable que ha quebrado a su país, que hoy es condenado por la opinión pública mundial y que ha dejado de ser reconocido como presidente por las principales democracias del mundo, es una quemada de alto costo político-electoral, que seguramente debe avergonzar incluso hasta a los que tenían la intención de votar una vez más por Evo Morales.
Ese es el costo que le toca pagar al MAS en retribución a los favores recibidos por sus amigotes, y ya lo está pagando, independientemente de que el régimen venezolano caiga ahora o dure hasta fin de año.