Teyluz Dávalos, del barrio Santa Rosita, esperó las primeras luces de la mañana para irse al mercado Abasto. “Si hay paro, hay que abastecerse, no sabemos cuánto tiempo va a durar”, dijo apurada, concentrada en los abarrotes que iba a seleccionar.
Mientras que Margarita Maldonado no durmió, abrió su puesto de corrido porque el lunes a medianoche escuchó los rumores del paro y cuando vio que la gente empezó a llegar incluso hasta las 3:00 am del martes, no le quedó tiempo de volver a su casa. Vende carne en el Abasto y este martes no era como cualquier otro.
En los supermercados incluso se vieron escenarios más escalofriantes. Rayando en el estilo de H.G. Wells en La guerra de los mundos, la realidad cobró tintes de ficción, sobre todo cuando fue oficial el anuncio de los cívicos sobre el paro indefinido.
EL DEBER pudo evidenciar anaqueles vacíos en el sector de la carne de pollo y de res, en tanto que en el resto de los espacios el surtido de productos fue normal.
“Anoche (por el lunes) era una locura, la gente vino en busca de todo como si se fuera a acabar. Nosotras no podíamos atender y las colas eran largas. Fue algo extraño porque hasta vimos que algunos productos se terminaron y tuvieron que reponerlos el martes desde temprano”, contó una cajera de un supermercado de la zona de la avenida Santos Dumont, que prefirió no identificarse.
Así como los centros de abastecimiento estuvieron concurridos, las gasolineras lo sintieron más, en especial en medio de los anuncios de movilizaciones, casi a la par del avance en el conteo de votos que hizo conocer el Órgano Electoral Plurinacional (OEP). En diferentes surtidores se mantuvieron las colas de la población en busca de carburantes durante toda la jornada de ayer.
El rumor de desabastecimiento fue negado por la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) que, a través de comunicados, hizo saber que la distribución de los carburantes era normal en Santa Cruz.
“Uno no sabe lo que va a pasar de aquí en más. Es mejor tener mi tanque lleno y así poder movilizarme”, aseguró Francisco Herrera, un empleado de una empresa constructora, mientras esperaba su turno en un surtidor Genex de la carretera al norte.
Centros de abastecimiento y gasolineras atestados de gente y aulas vacías. Ese fue el denominador común la jornada de ayer. Si bien un comunicado de la Dirección Departamental de Educación afirmaba que las clases eran normales, los estudiantes empezaron a marchar hacia sus casas desde las 11:00 ante el temor de que el transporte público empiece a mermar y no haya en qué retornar.
Los colegios particulares, por su parte, eligieron (en su mayoría) tomar la decisión de mantener a sus alumnos en sus casas, ante la violencia que irradiaban las pantallas de la televisión y las redes sociales que reflejaban lo que pasaba en la vigilia en la Fexpocruz (conteo oficial de votos) y en los otros departamentos.
Movilizaciones
Sin previo anuncio los estudiantes de las diferentes facultades de la Universidad Gabriel René Moreno empezaron a abandonar las aulas. Por chat se propalaron mensajes para que quien lo desee, alimente la columna que estaba marchando hacia el Comité pro Santa Cruz, para apoyar lo que sea que defina el gobierno moral de los cruceños.
Más tarde, “ante el fraude electoral”, autoridades académicas de la Uagrm iniciaron un piquete de huelga de hambre. “Por el irrespeto a la democracia exigimos que se respete el voto de la población y no haya fraude electoral”, declaró la decana de Bioquímica y Farmacia, Blanca Elena Saldaña, adelantando que los decanos que iniciaron la huelga de hambre son los de Bioquímica, Medicina y Arquitectura.
Mientras que una asamblea estudiantil definió declararse en emergencia, rebeldía civil y movilización constante “hasta restablecer el Estado de derecho”, reza el comunicado oficial del Ilustre Consejo Universitario. Al mismo tiempo se tomaron los módulos y el campus universitario.
Tras el anuncio de Luis Fernando Camacho, presidente del Comité pro Santa Cruz, de bloqueo indefinido, las personas comenzaron a salir de la sede y se dirigieron hasta la rotonda del Cristo Redentor, donde los manifestantes se reunieron bloqueando esta vía y expresando su rechazo a los resultados preliminares que dio a conocer el Tribunal Supremo Electoral (TSE). Paralelamente, personas afines al Movimiento al Socialismo (MAS) se reunieron en la rotonda del Plan 3.000 arengando “¡Evo quiere paz, Mesa quiere muerte!”.
Hasta el cierre de esta edición, la población estaba hecha a la idea de asumir un paro indefinido con proyección nacional.