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Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: viernes 30 de marzo de 2018
Categoría: Autonomías
Subcategoría: Departamental
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Desde el faro
Autocracia centralista: las cifras cantan
Hay razones suficientes para definir al gobierno del MAS como un régimen autocrático por cuanto una sola persona gobierna sin someterse a ningún tipo de limitación y con la facultad de promulgar y modificar leyes a su voluntad. Un autócrata por definición centraliza los recursos simbólicos y materiales del poder.
El último reporte de la Fundación Jubileo ratificó una vez más la tesis de que el Estado Plurinacional
con autonomías es una más de las ficciones fundacionales de un país que tropieza en la misma piedra del pasado autoritario y centralista. El hecho de que el presupuesto del Ministerio de la Presidencia de este año sea mayor a las nueve gobernaciones juntas es un dato inédito en los 35 años de vida democrática, que algún momento alentó una apuesta descentralizadora del poder.
La noticia, al igual que otras, pasó desapercibida en medio de la
agitación nacional y el desbordante optimismo provocado por la apertura
de la ronda de alegatos en La Haya a propósito del diferendo marítimo.
El informe de Jubileo indica que este ministerio cuenta con un
presupuesto de 3.094 millones de bolivianos, cifra que excede los 2.149
millones asignados a las nueve gobernaciones. Según su director
ejecutivo, la distribución de recursos en el país es una señal de que
por mucho tiempo tendremos un presidente y vicepresidente cumpliendo
roles de alcalde, estrangulando o suplantando a gobernadores, lo que
“trastoca todos los principios fundamentales de la autonomía” y el pacto
fiscal, cuyo lento avance confirma que para el núcleo de poder central
no es prioridad.
Esta noticia concuerda con otros datos por demás elocuentes. Según la
gobernación cruceña, a cuyo asesor económico el MAS no refuta: en 11
años el Estado central absorbió el 92 % del total de los recursos. Por
otro lado ¿sabía usted que cuatro carteras de Estado copan el 70% de
recursos para 20 ministerios y que estos son los ministerios de la
Presidencia, Gobierno, Defensa y Obras Públicas, Servicios y Vivienda?
El presupuesto presidencialista se canaliza a través del programa
Bolivia cambia, Evo cumple; su incremento ha sido sostenido pese a las
evidencias de que dispone de los recursos de manera discrecional,
improvisada, clientelar y, lo que es peor, políticamente condicionada.
Las gestiones de Soledad Chapetón, Luis Revilla, alcaldes de El Alto y
de la ciudad de La Paz, respectivamente, y del gobernador Patzi son
testimonio viviente del asedio centralista, que no da tregua ni sosiego a
quienes discrepan con el autócrata. Pocos quisieran estar en sus
zapatos. Pese a ello, lograron altos niveles de ejecución
presupuestaria, cerrando el paso al argumento de la ineficiencia de la
gestión subnacional que aqueja con más frecuencia a gobernaciones y
municipios conducidos por el MAS.
El programa Bolivia cambia Evo cumple es egolátrico. Personaliza la
gestión y entrega pequeñas y medianas obras en todo el territorio
nacional, subordina a alcaldes e incluso sacrifica las posibilidades de
una mejor gestión por parte de otros ministerios e instituciones del
Gobierno central más eficientes y alineadas a las disposiciones de un
Ministerio de Planificación débil económica y políticamente.
La historia se repite. Hay paralelismo histórico respecto a gobiernos
que en el pasado dictatorial propugnaron un modelo desarrollista,
extractivista y altamente centralista, con el agravante de que 40 años
después sobran argumentos que desahucian la viabilidad de esta visión
trasnochada de desarrollo incongruente con la promesa, también utópica,
de cambio “pachamamista”.
De hecho, la bolsa de recursos destinados a las obras gestadas con la
venia personal de Su Excelencia ha resultado chica ante la compulsiva
adicción de cortar la cinta y ch’allar obras de competencia municipal, y
departamental. Curiosamente, los elefantes blancos del pasado hoy
mudaron la piel para convertirse en azules, de tallas grande, mediana y
pequeña. El Evo cumple prohíja los pequeños y medianos elefantes azules,
dejando con su sello la imagen de padre benefactor y tutor garante del
“buen vivir” para perpetua memoria. No hay duda, la marea azul aturde.
Erika Brockmann Quiroga es politóloga.