En la segunda encuesta nacional de intención de voto de Mercados y Muestras para Los Tiempos, Página Siete y Asunto Centrales, Evo Morales del Movimiento Al Socialismo (MAS) mantiene una ventaja de siete puntos respecto a Carlos Mesa de Comunidad Ciudadana (CC), sin cambios respecto al pasado estudio publicado el 1 de septiembre. Sin embargo, tanto Morales como Mesa pierden un punto.

El cambio más notable es la fuerte caída de Oscar Ortiz de Bolivia Dice No (BDN), aparentemente por la irrupción del coreano-boliviano Chi Hyun Chun, presidenciable del Partido Demócrata Cristiano (PDC).

En la pasada encuesta, Ortiz tenía un 12 por ciento de intención de voto. En la actual tiene 9 por ciento. En cambio Chi, que no aparecía antes en los resultados, consigue un 3 por ciento.

Un 2 por ciento elige a Félix Patzi del Movimiento Tercer Sistema y 1 por ciento, a Víctor Hugo Cárdenas de Unidad Cívica Solidaridad, sin cambios. El resto de candidatos aparecen con 0 por ciento.

Las preferencias electorales siguen siendo distintas a la percepción de quién ganará las próximas elecciones aunque baja el porcentaje. El 64 por ciento de las personas encuestadas en la anterior encuesta creía que el actual Mandatario se impondrá en los comicios. Ahora, el 55 por ciento.

Indecisos

El porcentaje de indecisos que indicaron que no saben por quién votar o no responden sube de 12 a 15 por ciento a sólo tres semanas de los comicios. Un 11 por ciento señaló que votará por ninguno, blanco o nulo.

ANÁLISIS

La despolitización de la política

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Roberto Laserna Investigador del Ceres

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Roberto Laserna

Investigador del Ceres

A un mes del voto, el 26 por ciento de votantes no ha sido convencido ni atraído por ninguno de los candidatos. Preocupante.

La encuesta tiene un margen de error pequeño, pero cuando un cuarto de los votantes no muestra compromiso no es posible predecir resultados. Salvo que se asuman supuestos muy grandes. Así, si ese 26 por ciento anula su voto, se ausenta o vota en blanco, o si decide votar en proporciones similares al resto, Evo estaría cerca de ganar en primera vuelta, con algo más del 40 por ciento de los votos válidos y con 9,5 puntos sobre Mesa.

Ese medio punto que falta podría llegar del voto en el exterior o de algo que el 68 por ciento de los encuestados cree que pasará: fraude. Éste es otro dato triste, reforzado por la convicción de una mayoría sobre la ilegalidad de la candidatura del Presidente.

Con los mismos supuestos, si Morales no logra la presidencia en octubre, sería Mesa quien la alcance luego. En cualquier caso enfrentamos un escenario tenso y poco estable. Si Evo ganara en primera tendría baja legitimidad popular, pero una oposición dispersa. Si Mesa ganara en la segunda tendría respaldo de la gente, pero sin mayoría parlamentaria.

Tanta incertidumbre sugiere que vivimos un proceso de despolitización de la política. Hay indicios de que ese proceso es deliberado.

La prohibición de la reelección inmediata, surgida luego del intento prorroguista de Paz Estenssoro en los 60, posibilitaba nuevos liderazgos, además de permitir procesos colectivos de prueba y error. Esto fue eliminado con la reforma de 2009 y el desconocimiento del referendo de 2016.

A ello se suman las nuevas normas electorales y de partidos, que impusieron reglas tan rígidas para los partidos y las campañas, que las redujeron al mínimo. Los partidos han sido forzados a proclamar tempranamente candidatos, para luego ser impedidos de organizar alianzas y hacer campañas. Esto dio ventajas al oficialismo, pero debilitó la democracia, como lo muestra un proceso electoral que, en vez de resolver la incertidumbre, la prolonga y expande. No hay debates, se difunden programas apurados, las controversias son banales, la gente está desencantada, no conoce a los candidatos… Se diría que la política ha sido expulsada de las elecciones, lo que es una real amenaza a la democracia.