Esta decisión ha sido tomada por la dirección de Unidad Nacional sin que medie ningún acuerdo de retribución de parte de Comunidad Ciudadana, y sin que nos comprometa con ninguna decisión o actuación del candidato o, en su caso, del presidente Carlos Mesa.

Este apoyo traduce, en la actual coyuntura, nuestra concepción sobre el momento actual que vive el país y el objetivo que perseguimos –que debería ser el de todos los bolivianos–: la defensa de la democracia de la amenaza autoritaria que representa la reelección indefinida del presidente Morales.

 No es un apoyo programático; emerge de manera contingente de la sui generis realidad política nacional. 

No fuimos invitados a expresarnos de este modo, sino que lo hacemos por nuestra propia iniciativa. 

A nuestro juicio es lo único que cabe para cumplir nuestro deber democrático. Como político que luchó en la oposición a este gobierno desde el primer día, esto es, por ya 14 años, y que enfrentó toda clase de adversidades y ataques, yo tenía el legítimo derecho de buscar la presidencia. Además, antes del comienzo de la campaña poseía más respaldo popular que la mayoría de los candidatos opositores, lo que indicaba que mi participación sería importante y significativa. 

Sin embargo, decidí retirarme por una razón de principio: dadas las circunstancias de partida de la carrera electoral, hábilmente manipuladas por el gobierno, mi presencia, al ocasionar una mayor división de la oposición, hubiera terminado favoreciendo el proyecto continuista.

¿Por qué aposté entonces y por qué apuesto ahora mismo por la unidad de la oposición? Porque no tenemos un sistema democrático normal, pluralista y abierto, en el que todos puedan competir en igualdad de condiciones; en cambio, el sistema ha sido cooptado por el poder para asegurar una victoria constante de Evo Morales, que ha obtenido enormes ventajas espurias de la alteración de los procedimientos y del deterioro de las instituciones.

En estas condiciones, únicamente podemos derrotar al caudillismo y lograr el progreso del país de forma mancomunada; divididos, los opositores no tenemos posibilidades de enfrentar al gigantesco y avasallador aparato que está constituido por la suma del gobierno y el MAS. 

Por eso debemos unirnos, hacerlo por razones tácticas, aunque seamos muy distintos entre nosotros. No es que así pretendamos forzar la voluntad popular, sino todo lo contrario: buscamos que esta se exprese en las urnas, por sobre las restricciones y trampas masistas. 

El 21F demostró que la mayoría de la población rechaza a Morales. Hoy se trata de darle a esta mayoría un mecanismo para expresar su voluntad y mandar al presidente a su casa. Pese a la sencillez y la contundencia de estos argumentos, los políticos opositores no han querido unificarse. Nosotros fuimos los únicos capaces de renunciar a las pequeñas ambiciones que siguen dividiendo a la oposición.

Pero el fracaso de algunos políticos opositores no puede convertirse en el fracaso de los bolivianos. Seguimos trabajando para que el espíritu del 21F se exprese el 20 de octubre. Y, puesto que no existe una alianza opositora, hemos decidido lo ya señalado: votar por el candidato mejor posicionado. Es lo único coherente con nuestra búsqueda de unidad.

Si este candidato no hubiera sido Mesa, sino cualquier otro, lo habríamos hecho igual. Nuestras diferencias con Comunidad Ciudadana no pueden pesar y no pesan más que nuestro deseo de ver un político pluralista en la presidencia, a fin de que comience de una vez la reconstrucción de la democracia nacional.

Samuel Doria Medina es presidente de Unidad Nacional (UN).