Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: domingo 22 de septiembre de 2019
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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En la actual campaña electoral las cosas son muy diferentes. La mayoría de los votantes no sabe ni teme que su economía puede sufrir una crisis cuando las reservas de gas se acaben y las reservas internacionales se agoten.
La sensación de bienestar de los mejores tiempos de Evo persiste. El desperdicio y el fraude aumentan esa sensación precisamente por el tamaño colosal de los recursos dilapidados en casi 15 años de una bonanza excepcional. Muy pocos se dan cuenta de que había mejores maneras de invertirlos, así fuera tan solo en exploración de recursos no renovables como el gas. La falta de previsión de Evo es preocupante pero todavía no parece mortal.
Cuando la izquierda se aplazó
Entre 1982 y 1985, el líder del MNR Hernán Siles Zuazo se transformó en un izquierdista tradicional. Se alió con el Partido Comunista de Bolivia (PCB) y el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR). Su coalición adoptó la sigla UDP (Unidad Democrática y Popular).
El gobierno de la UDP gastó más de lo que ingresaba. Por mala suerte los precios de las exportaciones cayeron. No había reservas en las cuales apoyarse. Se imprimió dinero en papel de colores. Los llamados “cheques de gerencia” eran plata de Alasita. Cada pocas horas compraban menos cosas. Sobrevino una espantosa hiperinflación.
Un gobierno favorable a los pobres los empobreció brutalmente. A la clase media no le fue mejor. La desdolarización acabó con sus ahorros. La izquierda le tendió la mesa a su oponente.20 años de terapia intensiva
El líder histórico del MNR Víctor Paz Estenssoro ganó las elecciones de 1985 con el voto de una población aterrada por los errores de la izquierda. El éxito de su campaña se resume en la frase “Bolivia se nos muere”.
Desde 1952 hasta 1964 el MNR fue el campeón del Estado central, del gasto social con déficit fiscal y del populismo de masas. En 1985 hizo un giro completo hacia un estado más chico y más eficiente, con menor gasto social y mayor inversión extranjera.
El DS 21060 de agosto de 1985 paró la hiperinflación en seco. El gasto fiscal se redujo con el despido de miles de supernumerarios de las minas del Estado. Así empezó un arduo proceso de saneamiento de la economía que fue aceptado solamente por el trauma de la UDP.
El empresario minero Gonzalo Sánchez de Lozada fue elegido Presidente de la República en 1993 y heredó la jefatura del MNR. Promulgó la Ley de Capitalización de marzo de 1994. Privatizó las principales empresas públicas para que no sigan perdiendo plata. Las capitalizó con la inyección de inversión externa más grande que se había visto hasta ese momento.
Además de su indudable éxito económico, el programa iniciado por Víctor Paz y continuado por Sánchez de Lozada tuvo un espectacular éxito político. Vacunados por los errores de la UDP, los votantes eligieron candidatos que continuaron el modelo neoliberal bajo una u otra coalición durante 20 años (1985-2005).
Retorno al paraísoA las dos décadas de haber tomado los primeros pasos hacia una economía moderna, los bolivianos se cansaron de seguir caminando cuesta arriba. Desde la oposición Evo Morales les ofreció un retorno al paraíso de las subvenciones y las prebendas. Denunció el modelo neoliberal como antipopular, proimperialista, vende patria, parcializado con los ricos, etcétera.
En 2005 Evo fue elegido por una mayoría de votos nunca antes vista. Fue reelegido el 2009 con una mayoría todavía más alta. A este enorme capital electoral se le sumó un enorme capital económico. Le cayó del cielo una catarata de ingresos externos.
Evo heredó de los gobiernos neoliberales el principal negocio del que todavía vive el país. Heredó dos enormes gasoductos a dos grandes mercados, uno en la Argentina y otro en el Brasil. Heredó contratos cuidadosamente negociados con esos dos países. Heredó las reservas probadas de gas más grandes de América Latina después de las de Venezuela.
Lo mejor de Evo
Evo aprendió de los errores de la UDP. Se apartó de las recetas simplonas del socialismo del siglo 21. Supo esconder políticas neoliberales bajo un taparrabos de socialismo radical. Los opositores lo acusan de traicionar sus principios cuando debían felicitarlo.
Los precios del gas llegaron a su punto máximo en 2014. Con ese enorme legado Evo estimuló la economía, aumentando el gasto público y la inversión fiscal, sin preocuparse si ese gasto y esa inversión se iban por el caño o eran sembrados para el futuro. El tamaño de la torta creció enormemente. Evo la compartió con ricos y pobres exigiéndoles apoyo político electoral a cambio de su tajada.Evo amplió la participación de los marginados tanto en el mercado interno como en la política. Los supermercados, las clínicas, los restaurantes y las tiendas se llenaron de una nueva clientela. Todos los niveles de la administración pública se colmaron de funcionarios improvisados, provenientes de las filas del partido de gobierno.
La ampliación de la clase media, en la medida en que sea sostenible en el futuro, sentó las bases de una mejor Bolivia.
Lo más dañino de Evo
La herencia más funesta de Evo no es económica. La base de la convivencia pacífica entre los bolivianos está amenazada por su abuso de poder. La expresión más ponzoñosa de ese abuso es la parcialización a su favor que Evo le impone al organismo electoral.
Manipular al árbitro para que garantice la elección del binomio oficial sin que importe cómo votemos los bolivianos es destruir de antemano la legitimidad de un resultado fingido además de socavar la paz social.
Esta acción aniquila el proyecto nacional que surgió cuando derrotamos a las dictaduras militares. Entre 1979 y 1982 expulsamos a los déspotas disfrazados de patrióticos soldados. Lo que está en juego ahora es si los bolivianos somos capaces de gobernarnos sin tutelas militares ni ideológicas.
El proyecto de Evo sustituye esas dos tutelas con su propia forma de autocracia. La disfraza de democracia electoral, de socialismo dadivoso y de indigenismo de alta costura. Por sus rasgos distintivos podría llamarse Evocracia.Tareas incumplidas
La narrativa electoral de Evo ofrece soluciones simplistas a problemas complejos. El discurso populista por malo que sea siempre desplaza al discurso serio por bueno que sea. La oposición no puede competir con un buen discurso ante masas mal informadas. Tiene que ganar su propio espacio en el terreno de los hechos.
Ya no se puede apelar al miedo y la rabia que favoreció a los opositores en los tiempos de la UDP. La sensación térmica de la economía no es tan mala como lo fue entonces. En un futuro de menos recursos tampoco es creíble prometer la continuación del paraíso populista tal como lo hace Evo.
Convencer a un pueblo adormecido y satisfecho de que rebaje sus expectativas debido al decrecimiento previsible de la economía no ayuda a conseguir votos. Ese es un problema que hay que resolver con visión y coraje solo si se gana la elección. Algunos opinan que es mejor dejárselo a Evo que lo causó. No se dan cuenta que por castigar a Evo demolerán al país.
El programa de Evo se aplaza. El de Ortiz pasa. El de Mesa saca la mejor nota. Todos son extensos y técnicos.
La oposición debe pasar al terreno de los hechos y dejar los discursos para Evo.
Lo primero que debe hacer es evitar que Evo le robe sus votos en octubre. Para eso debe montar un sistema independiente de recuento de la votación. Tiene que reclutar y entrenar a decenas de miles de voluntarios para que saquen fotos de las actas electorales y las envíen a centros de cómputo muy bien organizados en cada departamento.Al hacerlo debe explicarle al país cómo se debe reformar el sistema electoral para que nunca más se lo pueda manosear. Ante este desafío todas las otras propuestas electorales quedan chicas. Nada es más importante para la convivencia pacífica de los bolivianos que la reforma del sistema electoral.
Como segunda y última parte de una campaña de hechos y no palabras Ortiz y Mesa tienen que convertirse en abanderados de la unidad contra la dictadura. No vale que se culpen uno al otro de impedir esta unidad mientras cada uno se asegura de evitarla.
Deben aprovechar el ínfimo resquicio abierto por el organismo electoral cuando su vicepresidente, Antonio Costas, declaró que los binomios pueden ser sustituidos incluso tres días antes de las elecciones generales. Con el debido desprendimiento y una negociación honesta pueden configurar un binomio conjunto. Si no lo hacen el país no los perdonará ni de muertos.
Transparencia electoral y unidad política son las dos consignas ganadoras que requieren la acción efectiva y oportuna de los dos principales candidatos opositores durante los pocos días de campaña que les quedan.
Lo demás son palabras.