Según se anunció desde su secretaría, el Concejo Municipal de Potosí tendría que reunirse este lunes con el propósito de instalar su sesión del día jueves. En un mundo en el que se opta por la simplificación de las cosas, un anuncio de esa naturaleza parece un juego de palabras en una sociedad surrealista pero no lo es.
La división de las sesiones por los días en los que deben realizarse de manera ordinaria, martes y jueves, está vinculada a un reglamento que, bien aplicado, debería normar y ordenar el trabajo del Concejo pero, lamentablemente, como ocurre a la inversa, se ha convertido en una de las razones por las que el trabajo de este organismo acusa constantes retrasos.
El reglamento fija dos tipos de sesiones, ordinarias y extraordinarias, y señala que las primeras deben realizarse los días martes y jueves. Si una de esas no se realiza, automáticamente se traslada al día hábil siguiente. El problema de las últimas legislaturas, y particularmente la actual, es que, cuando una sesión no se instala, o se suspende, la mayoría de los concejales no asiste a la siguiente y, así, se van acumulando las sesiones pendientes.
Así, una sesión que no se realizó un día martes se traslada al día miércoles y, si no hay quórum, entonces se la lleva al día jueves. El problema es que el jueves ya debe realizarse una sesión ordinaria, la de ese día, así que primero se resuelve la pendiente, la del martes, y se deja a su vez pendiente la del jueves. Sigue pareciendo un juego de palabras, y la descripción de una situación surrealista, pero eso es lo que pasa en el Concejo Municipal de Potosí.
Actualmente estamos, una vez más, en una situación similar: el jueves debía instalarse una sesión ordinaria pero no fue posible por la inasistencia simultánea de la presidenta y el vicepresidente. Por tanto, se trasladó la sesión al día siguiente pero, a la hora de llamar lista, no había quórum así que tampoco se pudo instalar la sesión del jueves. Lo que se espera es que esta se instale hoy, lunes, y trate, entre muchos otros asuntos pendientes, la solicitud de reincorporación de la concejala Ximena Prieto.
El pedido de reincorporación merece análisis aparte pero este tendría que ser jurídico. En la página 5 de este diario están las advertencias que hace el abogado de la empresa que inició el proceso penal que determinó que la concejala sea recluida preventivamente en la cárcel de Cantumarca. Según ese aviso, al haber llegado hasta el Concejo Municipal, donde incluso tomó asiento en un curul vacío a la espera de que se resuelva su pedido, Prieto habría violado una de las condiciones que el juez de la causa fijó para levantarle la detención domiciliaria. Será la autoridad jurisdiccional la que determine cómo proceder en este caso.
Pero el de Prieto es apenas uno de los pendientes de un concejo que se ha caracterizado por sus atrasos a tal punto que le tomó más de un año y medio resolver una mera solicitud de distinción que la Cámara de Industria y Comercio de Potosí presentó para distinguir a algunas de sus más antiguas y meritorias afiliadas. De tanto esperar, una falleció en el intento. Lo que pasó, en este caso, es que, como el Concejo Municipal divagaba, quien terminó haciendo la distinción fue el gobernador que es la cabeza de otro nivel de gobierno, el departamental.