Sinceramente, Morales, nada me importa menos que su dieta. Pero ya que lo menciona, seguramente son millones los que preferirían, antes que darse festines en la (su) Casa del Pueblo, optar por una  humilde hamburguesa de vez en cuando, como hacen los ciudadanos que le pagan su sueldo, sus banquetes, su helicóptero y su avión (averigüé lo que ambos contaminan).