Medio: Los Tiempos
Fecha de la publicación: lunes 19 de marzo de 2018
Categoría: Representación Política
Subcategoría: Democracia paritaria
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Observando el contexto latinoamericano sobre participación política de mujeres, vemos que en los últimos 40 años hemos tenido 10 presidentas mujeres: Argentina en dos oportunidades, y en una oportunidad Bolivia, Chile, Brasil, Guyana, Nicaragua, Ecuador, Panamá y Costa Rica. El año 2014, marcó un hito en la región, pues se tuvo por primera vez cuatro mujeres presidentas simultáneamente: Michelle Bachelet de Chile, Cristina Kirchner de Argentina, Dilma Rousseff de Brasil y Laura Chinchilla de Costa Rica.
En varios países latinoamericanos se ha podido percibir avances significativos en materia de equidad de género, en busca de la paridad hombres / mujeres en la representación de instancias como cámaras de diputados, senadores, e instancias descentralizadas, como concejos municipales. La participación de organizaciones feministas ha sido muy importante y de arduo trabajo de incidencia para que las leyes sean más equitativas.
De acuerdo con el informe sobre la Brecha de Género del Foro Económico de aquel emblemático 2014, América Latina registró el mayor porcentaje de parlamentarias mujeres de todas las regiones del mundo (26,4 por ciento), con un 13,7 por ciento de incremento respecto a 1995. Por su parte, 9 por ciento de los países de América Latina tienen más del 40 por ciento de mujeres legisladoras. Son indicadores ciertamente positivos y muy esperanzadores.
En la práctica, es evidente que existen avances que son saludables para nuestras democracias. Sin embargo, estamos aún lejos de afirmar que algún país haya alcanzado paridad y participación plena, justa y equitativa entre hombres y mujeres en cuanto a participación política, pues el análisis debe pasar, además de lo cuantitativo, por lo cualitativo de dicha participación.
Por un lado, se observa con frecuencia los persistentes prejuicios hacia mujeres que incursionan en la esfera política, las dificultades cotidianas para ejercer sus funciones, la discriminación que sufren bajo estigmas perversos de quienes aún consideran que el liderazgo político debiera ser exclusivo de los hombres. Así, se enfrentan ante el sesgo discriminador de hombres que ejercen cargos políticos.
La incursión en política de las mujeres es un fenómeno que se observa desde hace pocas décadas, así como el acceso de mujeres al trabajo remunerado. Ambos procesos han desatado cambios muy interesantes. Son mujeres que al adquirir más libertad cuestionan el patriarcado.
Por otro lado, es necesario recordar que en los sistemas de justicia persisten muy altos niveles de impunidad y se ha avanzado poco en contar con una justicia efectiva. No es usual observar que los Estados actúen de oficio en caso de violencia contra las mujeres. Las políticas y leyes en la región siguen teniendo corte machista y la brecha salarial continúa siendo alta. En resumen, la deuda histórica continúa siendo muy alta, y es largo el camino que aún queda por andarse en materia de real equidad de género en las democracias de la región ydel mundo.
ESPERANZAS
EXISTEN AVANCES QUE SON SALUDABLES PARA NUESTRAS DEMOCRACIAS
Bernardo Ponce Asin
Comunicador Social
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